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"Lo hice con toda la frialdad del mundo"

Lo que hice, lo hice con toda la frialdad del mundo", confesó ayer Bernardino González Vázquez, árbitro del Lleida-Rayo, que rechaza cualquier acusación de legalista y riguroso. "Cuando amonesté a los jugadores fue porque no se dirigieron a mí con corrección", explicó el colegiado, que posee una distribuidora de vinos en Ourense, donde reside, y antes trabajó en una panadería. El partido le ha supuesto unos ingresos de 107.000 pesetas.

González Vázquez, nacido hace 31 años en Francfort (Alemania), de padres emigrantes -"simples obreros en una fábrica", señaló-, ascendió esta temporada a Segunda División. "Dos años después de regresar a España, con 18, entré en el mundo del arbitraje y nunca antes pasé por el trago del miércoles", manifestó este colegiado que, además, cuenta con otro hermano, mayor que él, en la plantilla arbitral: "Es juez de línea de Segunda División". Suele actuar con otro árbitro gallego, Hernán Angulo. González Vázquez indicó que hasta ahora no han coincidido los dos hermanos en ningún partido, pero que no tendría ningún inconveniente en llevarle como uno de sus asistentes. El colegiado regresó ayer a Ourense después de pasar unos días en Barcelona. "No he seguido lo que se ha escrito ni dicho sobre mi actuación. He tratado de aislarme de este asunto", aseguró.

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