Prodi resucita
AL BORDE del precipicio que suponía la amenaza de unas elecciones anticipadas, Italia ha dado una afortunada marcha atrás. Romano Prodi y su Gobierno resucitan y, con ellos, las posibilidades de Italia de subirse al tren del euro el 1 de enero de 1999. Los comunistas de Bertinotti, que irresponsablemente provocaron la crisis, volverán a apoyar el presupuesto restrictivo para 1998 presentado por Prodi. Casi todo vuelve a su cauce. Pero, a la postre, Italia tendrá que pagar probablemente algún precio por esta absurda crisis que ha hecho reaparecer el fantasma de la inestabilidad política: el de una mayor vigilancia a la hora del examen de selectividad para acceder al euro.Refundación Comunista ha jugado con fuego, pero ha logrado salvar la cara al apoyar finalmente el presupuesto de Prodi a cambio del compromiso del Olivo de. presentar en enero un proyecto de ley para reducir, con condiciones, la semana laboral a 35 horas a partir del 2001. En materia estrictamente presupuestaria, las concesiones no valían una crisis: apenas un leve aumento del gasto cifrado en unos 42.500 millones de pesetas y otras medidas de índole menor.
La Comisión Europea vaticinó ayer, por una parte, que Italia cumplirá a finales de 1997 el criterio de déficit público de un 3% del PIB, frente al 6,8% con el que cerró el último ejercicio. Pero agregó que, de no ser aprobado y ejecutado el presupuesto presentado por Prodi para 1998, Italia sobrepasaría ese límite a finales del próximo año. Si las miradas estaban centradas en Italia, ahora lo estarán mucho más. No sería totalmente inverosímil que en tales condiciones, en mayo de 1998, Italia recibiera un sí condicional, a ratificar en diciembre, ya con el presupuesto para 1999 aprobado. Por ello, Italia requiere estabilidad. El apoyo de Refundación Comunista al Gobierno de Prodi tendrá que proseguir hasta entonces o más allá.
No sólo Italia ha respirado ayer con la resurrección del Gobierno de Prodi, sino toda Europa, y especialmente países como Francia y España, a los que les conviene plenamente la participación de su vecino latino en un proyecto de euro lo más amplio posible. Sin la perspectiva de la moneda común, Italia habría vuelto a caer en sus vicios políticos.
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