Jody Williams denuncia la sumisión de Clinton a los dictados del Pentágono
Directa al grano. Sin pelos en la lengua. Golpeando donde más duele. "He dicho en repetidas ocasiones que Clinton no es un líder ni un estadista, y vuelvo a decirlo hoy", afirmó Jody Williams al recibir ayer la noticia de que había ganado el premio Nobel de la Paz por su campaña internacional para la erradicación de las minas. "Clinton", prosiguió, "ha renunciado a su papel de comandante en jefe y ha dejado la política exterior en manos de los militares. Eso no es lo que se supone que debe ocurrir en una demo cracia". Williams, que cumplió 47 años el jueves, recibió a los periodistas en el jardincito de su casa de Putney, en el pequeño y montañoso Estado septentrional de Vermont. Allí vive con sus animales de compañía: un caballo, un perro y un gato. Dijo que la concesión del Nobel a la ICBL, que ella coordina en EE UU, era "un estupendo regalo de cumpleaños".
"Que el comité del Nobel haya reconocido nuestra campaña es ,un honor, que hará que trabajemos en la aplicación del tratado con energías renovadas", aseguró Williams. El tratado, recordó, es aún "un conjunto de hermosas palabras en un papel, que hay que convertir en ley internacional".
Williams, que, efectuó estudios universitarios sobre Relaciones Internacionales, trabajaba a salto de mata en Washington a comienzos de los años ochenta. Un día, saliendo del metro, alguien le tendió un panfleto contra la política del Ronald Reagan en América Central que cambió su vida. Su primer encuentro personal con los efectos devastadores. de las minas tuvo lugar en la Fundación Americana de Veteranos de Vietnam. Allí vio seres destrozados por esos artefactos, cuya única esperanza era obtener una prótesis.
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