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30ª ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL CHE

Miles de latinoamericanos resucitan en las calles la imagen del comandante

Juan Jesús Aznárez

Mientras los militares bolivianos exhibían la boina de Ernesto Che Guevara como trofeo de guerra y símbolo de la victoria de las Fuerzas Armadas sobre los invasores, cerca de 40.000 personas reventaban la noche del miércoles el estadio bonaerense de Ferro en memoría del guerrillero nacido en Argentina y nacionalizado cubano, que fue asesinado hace 30 años en la localidad boliviana de La Higuera poco después de su captura en la Quebrada del Yuro.

"Federico Chopin era un patriota polaco que nunca soportó a los zares rusos. Por eso, éste es mi homenaje al Che", decía el pianista clásico Miguel Ángel Estrella durante un homenaje de cuatro horas al que asistieron, entre otros, el español Luis Eduardo Aute, el cubano Silvio Rodríguez y el brasileño Chico Buarque, que no cantaba en Argentina desde hace 13 años. Muchos lloraban al escuchar el tema Sobreviviendo, de Víctor Heredía, y muchos gritaban "militar el que no salte".No todo fueron parabienes guevaristas en América Latina, pese a que las movilizaciones de recuerdo destacaron sobre cualquier otro acto de desagrado. En Bolivia, el festejo fue diferente. La boina calzada por el mítico comandante en su último combate fue exhibida en una concentracion de dos mil soldados y oficiales en Camiri, sureste de Bolivia, que fue cuartel general del mando antiguerrillero.

El objetivo era deslucir los actos organizados en Villagrande, población cercana a La Higuera donde el Che fue asesinado por un suboficial boliviano el 8 de octubre de 1967. Tampoco celebró el presidente, Hugo Bánzer, ex dictador entre 1971 y 1978. "Los guerrilleros invadieron el país y no tenían misiones sociales ni salvadoras; sus objetivos eran la consolidación y ejecución de un proyecto socialista de alcance continental utilizando la violencia".

La Higuera concentró ayer a más de dos mil peregrinos. En esa remota localidad andina, a seis horas por caminos de difícil tránsito de Santa Cruz de la Sierra, cantaron y bailaron varios días. Delegados del Movimientos de los Sin Tierra (MST) brasileños, estudiantes y trabajadores cubanos, paraguayos, franceses, españoles o italianos vitorearon sin cesar el nombre de Guevara, y los tenderetes vendieron profusamente libros, carteles, camisetas y banderas.

En Buenos Aires, la reacción fue entusiasta cuando tomó la palabra el teólogo, de la liberación Frei Betto. "Gracias a la vida que nos ha dado tanto. Gracias a la Argentina que nos ha dado al Che. Bendícenos Che para que tu esperanza sea nuestra esperanza". "Cuba, Cuba, Cuba, el pueblo te saluda", gritaba la gente. El tema Hasta siempre comandante clausuró el homenaje.

En Chile, cuya izquierda también recordó al Che en actos más minoritarios, Marta Montielaguarda por los restos de su padre, uno de los chilenos caídos en la sierra junto al guerrillero heroico. "Estuve hace dos años en Bolivia, buscando en la selva, pero no tuve éxito", relató la hija de Tirso Montiel Martínez, al pedir la cooperación de la Cancillería chilena para encontrar y repatriar esos restos.

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Otros cinco chilenos que murieron junto al Che, cuyos familiares también reclaman sus restos, son los guerrilleros Julio Olivares, Hemán Ampuero, Carlos Brain, Julio Zambrano y Guillermo Veliz. A ellos se unió el periodista Elmo Catalán. Los vínculos del Che con Chile se remontan a su juventud, cuando en 1952 recorrió su territorio de norte a sur, con su amigo Alberto Granados.

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