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FERIA DE OTOÑO

Llovieron orejas

Torrestrella / Cuatro rejoneadores

Toros despuntados para rejoneo de Torrestrella, 1º bravo, resto dio juego Joáo Moura: rejón trasero (oreja). Fermin Bohórquez: dos pinchazos e infamte rejón bajo (ovación y saludos). Luis Domecq: pinchazo y rejón trasero caído (ovacion y saludos). Antonio Domecq: pinchazo, rejón bajo (silencio).- Por colleras: Moura-Bohórquez: pinchazo y rejón en lo alto (dos orejas). Hermanos Domecq: rejon caído (dos orejas). Todos salieron por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 4 de octubre. 5 a corrida de feria. Tres cuartos dé entrada .

Hubo cinco orejas: una a ley, el resto en la burrada esa que llaman colleras. La de ley la cortó Joáo Moura, que es maestro en el arte de Marialba y realizó un toreo Úcuestre de altos vuelos. Las otras cayeron del cielo. O sea, que hubo gota fría de orejas peludas. Ocupaba la presidencia orejera un funcionario muy dado a la oreja peluda. La afición, cuando llega a la plaza mira al palco y según quién esté ya sabe lo que va a pasar: si concederá todas las orejas que pidan o ninguna; si no devolverá toros inválidos al corral aunque lo exija la plaza entera o respetará las reglas; si enviará a los guardias para que detenga a quien proteste, compulsión fascista ahora no infrecuente y antes impensable, pues nunca se dio en los toros, ni siquiera durante el franquismo.

La categoría, la competencia, la dignidad profesional y el rigor de los presidentes constituyen un o de los cambios fundamentales que se han producido en, la fiesta. Antaño los presidentes se caracterizaban por cuanto queda dicho, más o menos; hogaño, al revés, a salvo excepciones. Los presidentes de hogaño, por lo general, actúan como si el aficionado fuera su enemigo. Los taurinos, con muy raras excepciones, en privado los ponen verdes. Las masas orejistas, en público, también. Desde ignorantes hasta peores calificativos merecedores de juzgado de guardia, les dicen de todo a los presidentes. Y, sin embargo, únicamente cargan contra los aficionados; los que les reprochan que no devuelvan toros inválidos al corral, sí, pero que en un momento dado dan la cara y salen en su defensa cuando reciben un trato injusto.

Los presidentes son un colectivo digno de estudio. Los presidentes son un dolor. Sin presidentes iría mejor la fiesta. A fin de cuentas, para regalar orejas vale cualquiera. Con que acuda un peón al toro y las corte, asunto resuelto. El toro primero hizo gala de bravura recreciéndose al castigo" embistiendo codicioso, llegando al embroque con fijeza. Y Joáo Moura lo lució mediante un toreo emocionante y dominador, pletórico de templanza y recursos lidiadores, alegre y variado.

Joáo Moura es un rejoneador aparte. Lo que no empece para subrayar que los otros tres rejo neadores rejonearon bien, cada cual según su estilo. Ahí le duele, el estilo. Porque si es sobrio, sus cita escasos entusiasmos. Les ocurrió a Luis Dornecq y a Antonio Domecq, que realizaron un rejoneo impecable y como si se operaban. Fermín Bohórquez, en cambio, añadió espectacularidad a su buen arte y, se ganó cerradas, ovaciones. La espectacularidad es la base del éxito en las mal llamadas corridas de rejones. Y consiste en que haya veloces galopadas y caballazos frenéticos, dicho sea con perdón. Esto sucede principalmente en el repulsivo número de las colleras, donde dos rejoneadores galopan y caballean sin mesura y vuelven loco al indefenso toro mientras le zurran la badana, lo cual provoca delirantes entusiasmos. Y llueven orejas.

Cuanto queda dicho aconteció en Las Ventas y cayeron cinco orejas pues, presidiendo quien presidió, no podía ser de otra manera. De propina, los cuatro rejoneadores salieron a hombros por la puerta grande Los caballos debieron salir también a hombros por la puerta grande. Se lo merecían. Más.Murió Juan Guardiola

El ganadero Juan Guardiola, que falleció el viernes en Sevilla a consecuencia de un cáncer, fue enterrado ayer. Asistió una amplia representación del mundo taurino. Por otra parte, en Zaragoza se lidiaron novillos de La Quinta. Gómez Escorial, silencio y ovación. Miguel Abellán, aviso y ovación; dos avisos y silencio. Jesús Millán, ovación y vuelta.

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