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Claudio Abbado afirma que la Orquesta Filarmónica de Berlín ha cambiado su vida

El director comienza el lunes su primera gira por España con el conjunto alemán

La Orquesta Filarmónica de Berlín, con su director titular, Claudio Abbado, inicia el próximo lunes una gira por territorio español que contempla tres actuaciones en Madrid (días 6, 7 y 8) y otras tres distribuidas entre Santiago de Compostela (día 11), Valencia (13) y Barcelona (14). El Orfeón Donostiarra se unirá en Madrid a la orquesta alemana para interpretar la Segunda de Mahler, el día 6, y Murray Perahia para el concierto de plano de Schumann del día 7. El resto de los programas está integrado por sinfonías de Schubert (la última), Brahms (tercera) y Beethoven (sexta). Sobre su trabajo al frente del conjunto alemán, que Abbado dirige desde la muerte de Karajan, el director italiano afirma: "En Berlín nunca me he sentido extranjero. El contacto con la Filarmónica ha cambiado mi vida y mi concepto de la música".

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Un ciclo sinfónico excepcional

Es la primera vez que Abbado visita España con la Filarmónica de Berlín, una de las senas de identidad de la cultura alemana. También es la primera vez que dirige al Orfeón Donostiarra, una agrupación de la que dice tener "magníficas referencias". El viaje por la península Ibérica parece estimular especialmente al director italiano, a cuya memoria acuden imágenes de sus orígenes arábigo-andaluces, al menos en una de sus ramas genealógicas: "Es muy probable que los Abbado desciendan de los Abad que participaron en la construcción de los jardines del Alcázar de Sevilla y posteriormente se trasladaron a Italia, donde levantaron un castillo. En el siglo XI existe un Mohamed Abad procedente del norte de África, que luego se instaló en Sevilla". Abbado está asimismo interesado por quién va mejor en la Liga española de fútbol, si el Barcelona o el Madrid, "mi equipo, el Milan, no anda fino este año: habrá que esperar". No añora la vida italiana después de su asentamiento en Berlín como titular de la Filarmónica tras la muerte de Karajan. "Amo mucho a mi país, claro, y creo que los italianos son muy musicales, pero la organización es un desastre. Hay cierta forma de provincianismo que impide que la gente o las instituciones se pongan de acuerdo. En Roma, por ejemplo, es difícil que se coordinen hasta los animales que salen a escena para representar Aida. En España tengo la sensación de que las cosas están algo mejor. Debe ser una característica de los países latinos. Mientras en Berlín, los estudiantes de música suenan con llegar algún día a tocar en la Filarmónica, en Italia todos quieren ser Benedetti-Michelangeli. Y eso no puede ser".Utopía

De corazón latino y cabeza centroeuropea, Abbado recuerda sin nostalgia la búsqueda de la utopía, con el compositor Luigi Nono o el pianista Maurizio Pollini cuando difundían la música por fábricas y escuelas en Reggio-Emilia. "Fue un periodo muy constructivo. Estábamos imbuidos del espíritu del 68. Había que buscar ideas nuevas para ayudar a los obreros y estudiantes a familiarizarse con la música. El tiempo pasa y uno debe adaptarse a las características de donde está viviendo", afirma. "La utopía ahora, desde Berlín, está en un desarrollo de la cultura en que conviven las diferentes artes y en que participan todos los estamentos de la ciudad, tanto los teatrales como los plásticos, literarios o musicales. Cada año buscamos un tema alrededor del cual hacemos confluir un gran número de actividades: Fausto, Shakespeare, los mitos griegos, Hölderlin. Esta temporada lo hemos centrado sobre Der Wanderer (El caminante). El año próximo lo dedicaremos al amor y la muerte, con Tristán e Isolda como eje. Claro, esto se puede hacer en BerIín, una ciudad donde hay tres teatros de ópera, nueve orquestas y un sinfín de teatros, y donde la gente escucha a Ligeti o Kurtag con la misma familiaridad con que escucha a los compositores románticos

Sorprende en un personaje como Abbado, tan afín a la música del XX, que repertorio de la gira española con la Filarmónica de Berlín no contemple ninguna obra posterior a la Segunda de Mahler. "Pienso que cuando la Orquesta de San Petersburgo va de gira a un país ajeno al suyo se espera de ella que toque Chaikovski o Prokofiev. Lo mismo ocurre con la Filarmónica de Berlín. Los organizadores nos piden y el público nos pide un repertorio clásico-romántico, donde la Filarmónica tiene una sonoridad cálida, bella, de gran riqueza armónica. Ninguna orquesta del mundo hace la Segunda de Mahler como ésta".

¿Una maquinaria perfecta? "Más que perfecta, única. El espíritu democrático de hacer música, la convivencia, la flexibilidad, el equilibrio entre una fuerte tradición y la renovación permanente con jóvenes instrumentistas, el contacto con los mejores directores, hace que la Filarmónica de Berlín sea totalmente diferente a las demás orquestas, la música se hace con amor. Furtwängler decía que la Filarmónica era una república que se gobernaba sola. Y tenía mucha razón. En Berlín nunca me he sentido extranjero. El contacto con la Filarmónica ha cambiado mi vida y, mí concepto de la música".

El director, que simultaneó en sus años juveniles la dirección de orquesta con algunos escarceos en el piano y la composición, lamenta la reciente muerte de Solti: "Era una gran personalidad. Los cabezas de serie que quedan ahora de su generación son Giulini, Wand y Sanderling".

Claudio Abbado es consciente de la crisis de la cultura musical en nuestra época: "Hay que buscar caminos, públicos nuevos, no sé. Rihm ha compuesto una obra para Winton Marsalis. Es una buena idea, ¿no? En América lo tienen incluso peor que en Europa. Aquí al menos tenemos el ejemplo de Berlín y algún otro lugar".

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