Butifarradas
Independentistas catalanes convocan una butifarrada para el día y la hora en que se casa en Barcelona la infanta Cristina. Aclaro para los celtíberos extramuros de Cataluña que una butifarrada es un festejo alimentario consistente en asar butifarras, comerlas acompañadas de pan con tomate y all i oli y regarlas generalmente con vino tinto fresquito y en porrón. No estamos ante una butifarrada convergente, sino divergente de la celebración principesca. Los convocantes no quieren sumarse al gozo monárquico o civil, sino marcar distancias y desdenes. En este país se pasa de la beatería ultramonárquica de lo innombrable, o de silenciar trabajos como los de Rafael Borrás sobre don Juan de Borbón, a darle con una butifarrada en las narices a la dinastía, porque en Cataluña una botifarra no sólo es un embutido fresco de magro de cerdo, panceta, sal y pimienta homologado por la Generalitat, sino también un corte de mangas.Me parece legítimo que los antimonárquicos den la réplica al festejo, pero antes de llegar a la contundencia de la butifarrada podían haber escogido una manifestación coral cantando el Himno de Riego en catalán u otra especialidad folclórico-gastronómica menos basta, por ejemplo la xatonada (escarola, bacalao y salsa romesco) o, si se quiere, la costillada (asado de costillas de cordero, también butifarras y diversos tocinos frescos, más los imprescindibles. pan con tomate y all i oli). Pero una costillada no es una butifarrada, no es un corte de mangas y no deja de ser un gesto suficiente de inquebrantable afirmación republicana. La butifarrada implica maximalismo formal desestabilizador y tiene un dificil más allá. Porque cuando se case el Príncipe, ¿qué pitanza colectiva va a escogerse para demostrar el rechazo a la Monarquía? ¿Se atreverán a organizar una collonada?
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