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La PolicÍa Judicial francesa analiza muestras de tres cadáveres para comprobar si uno de ellos es 'Pertur'

El laboratorio científico de la Policía Judicial de París está realizando diversas pruebas y análisis de los cadáveres depositados en los tres ataúdes hallados dentro de la tumba propiedad de la familia Ostiz en elcementerio de Biriatou (Francia). Este panteón había sido señalado a la familia de Eduardo Moreno Bergareche, Pertur, como el lugar donde los ex compañeros del dirigente de ETA lo enterraron después de matarle, según la confesión de un presunto testigo de los hechos que sucedieron a su desaparición el 23 de julio de 1976. La instrucción de esta nueva diligencia demuestra que la investigación del caso Pertur no quedó cerrada, en contra de lo que dieron a entender el director de la Policía Judicial de Bayona y el alcalde de Biriatou tras la apertura de la tumba el pasado día 19.

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El análisis de las muestras que se extrajeron a los tres cadáveres que se hallaron en el interiorde la tumba está basado presuntamente en la constataciónde que dentro de la sepulturahabía un ataúd más de los dosque se esperaba encontrar.El alcalde de Biriatou, Mi chel Hiriart, estuvo presente en la diligencia como testigo oficial de la apertura de una tumba que contiene los restos de vecinos de su localidad. Pocas horas antes de que se iniciara esta prueba había declarado a EL PMS que, según sus datos, este sepulcro de los Ostiz había sido abierto por última vez en 1970 y en su interior estaban enterradas dos personas (le esta familia.

Una vez finalizada la, comprobación, el alcalde se encar gó de informar a los periodistas en el propio cementerio -en francés, castellano y euskera-, y aseguró que no se había en contrado nada excepcional en la tumba, salvo tres ataúdes perfectamente alineados en el fondo, el último de los cuales había sido enterrado en el año 1968.

Michel Hiriart incluso llegó a precisar que no se había con siderado necesaria la apertura de los tres féretros y añadió que éstos presentaban un impor tante deterioro y era perceptible que la tierra no se había re movido. Al ser preguntado en un aparte por la aparente con tradicción sobre el número de ataúdes que esperaban encontrar y el que él mismo había se ñalado a EL PAÍS horas antes, el alcalde de Biratou respondió que se trataba de una equivoca ción. "Esta mañana me he con fundido. Eran tres, eran tres...", afirmó.

Dos cuerpos de mujer

Testigos de la apertura de la sepultura dieron por casi seguro que dos de los cadáveres correspondían a mujeres, entre otras cosas porque se hallaron restos de una mantilla y de unas medias. Pese a estas evidencias, la policía judicial recogió muestras anatómicas de los restos de los tres ataúdes. De ese tercer cadáver no se ha facilitado ningún dato.

Tanto el alcalde de Biriatou como el jefe de la Policía Judicial de Bayona, el forense y hasta los operarios que montaron una carpa y los marmolistas que abrieron la sepultura sellaron un pacto de silencio respecto al desenlace de la pesquisa policial en el cementerio.

El secretismo parece perseguir un doble objetivo: despistar a los medios de comunicación y mantenerlos alejados del seguimiento al que estaban sometiendo el asunto y no suscitar en la familia más expectati-

vas sobre la procedencia e identidad de unos restos cuya relación o no con Eduardo Moreno Bergareche sólo se conocerá después de varias semanas de análisis.

La declaración del alcalde a la salida del cementerio dio a

entender que el asunto estaba terminado. Sin embargo, el abogado de la familia Moreno, Juan María Bandrés, supo el pasado lunes a través de la Policía Judicial que continuará la investigación y que se habían extraído muestras anatómicas de los tres cadáveres que se hallaban en el interior de los tres ataúdes con el objeto de efectúar los análisis oportunos.

La orden de abrir la tumba de la familia Ostiz para efectuar esta comprobación fue dictada por el procurador de Bayona, Jean Jacques Bosch, a quien el abogado Juan María Bandrés había dirigido la solicitud de esta prueba. La inspección se realizó a las seis de la tarde, a plena luz, pero estuvo preservada de la curiosidad de las cámaras y de la prensa mediante la instalación de una, gran carpa de lona en torno a la tumba.

Confesión

Esta iniciativa de la familia del histórico dirigente Moreno Bergareche se apoya en una información facilitada por, un ex compañero de ETA que se la hizo llegar a través de terceras personas. La confesión del presunto testigo, que hasta reconocía haber tomado parte en el enterramiento del dirigente etarra, precisaba que el cuerpo de Pertur estaba sepultado con dos tiros en la cabeza en una tumba del cementerio de Biriatou. El panteón, añadió, estaba registrado a nombre de la familia Ostiz.

Tras las iniciales comprobaciones, el abogado Bandrés solicitó al procurador de Bayona, Jean Jacques Bosch, que procediera a la apertura de la tumba. La credibilidad del testimonio estaba basada en la precisión y seguridad que había mostrado el testigo en el momento de señalar esa tumba de la familia Ostiz como el lugar exacto donde había sido introducido clandestinamente el cadáver. También, en el hecho de que al ser llevado ante el panteón para que lo reconociera, el testigo se echó a llorar visiblemente conmovido, confirmando que 21 años atrás había intervenido en el enterramiento del cuerpo sin vida de Pertur.

En la pequeña población de Biriatou que se encuentra a un kilómetro de distancia del río Bidasoa y hace frontera con Irún, fue precisamente donde fue visto Eduardo Moreno Bergareche por última vez, junto con Francisco Mújica Arregui, Pakito, y Miguel Angel Apalategui, Apala. Estos dos dirigentes, entonces miembros de los comandos bereziak [especiales], aseguraron posteriormente haberle dejado a las 12 de la mañana del 26 de julio de 1976.

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