Lacalle declara que utilizo a De la Rosa, como intermediario para lograr fondos de la cúpula del PP

El dirigente del Partido Popular (PP) en Cataluña y actual delegado del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, Enrique Lacalle, no parece estar dispuesto a enfrentarse en solitario a las imputaciones de haber recibido dinero de Javier de la Rosa. Lacalle prestó ayer declaración ante la juez de la Audiencia Nacional instructora del caso Torras, Teresa Palacios, y, además de negar que hubiera recibido ni un duro del financiero ' aseguró que las cartas en las que le agradecía la ayuda prestada se referían a las gestiones que éste había hecho para que el aparato del PP en Madrid le diera más millones para las campañas electorales de 1989 y 1991. Es decir, Lacalle argumenta que las buenas relaciones con De la Rosa no eran en exclusiva suyas y que la dirección del PP podía tenerlas mejores y más directas.

Enrique Lacalle, que compareció como inculpado en el caso Torras (una querella criminal contra Javier de la Rosa y otros gestores por parte de la propia empresa por estafa y apropiación indebida de más de 100.000 millones de pesetas), no quiso realizar declaraciones al terminar su testimonio y delegó en su abogado, Luis Rodríguez Ramos.Lacalle, según su letrado, declaró que "en las cartas pedía ayuda a un empresario entonces muy conocido [De la Rosa],

que no estaba en la situación en la que se encuentra ahora, para que colaborase en conseguir para Barcelona desde Madrid el mayor dinero posible" para las campañas electorales. Lacalle, añadió, había pedido 50 millones de pesetas a la gerencia nacional del PP y sólo había recibido 25.

Con este argumento justifico Lacalle el contenido de dos de las cartas que envió a De la Rosa, el 13 de mayo y el 3 de junio de 1991, poco antes, de las elecciones municipales de ese mismo año. En la primera, pedía al financiero: "[Que] la ayuda complementaria de los [millones] que me ha dado Madrid me la dieras directamente en Barcelona, pues la necesito de verdad y con urgencia. Tú me hablaste de 50; para tu información, me han dado 20 y con 10 o 15 más podría hacer una campaña digna".

Nadie preguntó a Lacalle por qué motivo De la Rosa era su fuente de información sobre el dinero que le iba a entregar el partido para sus campañas ni por qué le pidió "directamente" 10 o 15 millones más.

En la segunda de las misivas, Lacalle mencionaba uña entrevista con Rodrigo, en referencia, según diversas fuentes, al por aquel entonces vicepresidente del PP y actual ministro de Economía, Rodrigo, Rato. Su texto señala: "Decirte, como ya le dije en su día a Rodrigo, que de nuestras conversaciones ni mi mujer sabe nada". Para terminar, informa de que, "tal y como me imaginaba, Rodrigo me dio cinco".

Esta nueva remesa de dinero, que Lacalle agradece en su carta, parece proceder, pues, de las gestiones realizadas por el influyente De la Rosa.

Según Rodríguez Ramos, el sentido de las peticiones de Lacalle era que "aquellas personas del PP a las que pudiera tener acceso De la Rosa recibieran esa llamada de socorro del candidato de Barcelona". Es decir, se trataba de que "De la Rosa hiciese gestiones para que el PP diera [a Lacalle] más dinero".

En otro momento, Rodríguez Ramos precisó que el fondo de la solicitud a De la Rosa era el de "ver si conseguía en Madrid que Barcelona se llevase un buen bocado en el reparto de las cuotas" para las campanas.

El letrado explicó también que, a preguntas del fiscal, Salvador Viada, sobre si había recibido dinero de De la Rosa, Lacalle contestó negativamente. Una respuesta más tajante que la del pasado mes de julio, cuando, al conocerse la existencia de las cartas, Lacalle eludió negar explícitamente que hubiera recibido dinero de De la Rosa.

La siguiente pregunta que le hizo el fiscal fue si le constaba que el PP hubiese recibido dinero de la misma procedencia. Lacalle se limitó a decir que lo ignoraba y que, en cualquier caso, si esto hubiera ocurrido, no habría sido a través suyo.Rodríguez Ramos quiso matizar también las declaraciones realizadas por Lacalle en el sentido de que "todos los partidos han pasado el platillo". Precisó que la referencia al platillo indicaba que las "cantidades recibidas eran mínimas, de platillo, como en las iglesias, en comparación con lo que pueden recibir otros partidos importantes de Cataluña".