El ex presidente vuelve al Supremo

Felipe González entrará hoy en el Tribunal Supremo por la puerta principal -un acceso no utilizado habitualmente por los testigos-, en deferencia a su condición de ex presidente del Gobierno. El ex jefe del Ejecutivo no tendrá los honores de su última visita al palacio de Justicia, en la ceremonia de apertura del año judicial de 1995, cuando el presidente del alto tribunal le esperó de pie ante la puerta principal, para acompañarle al interior y presentarle a la sala de gobierno formada para la ocasión.Una vez dentro, el ex secretario general del PSOE acudirá al mismo salón de plenos donde, sentado frente al Rey, siguió su última apertura de tribunales desde un severo sitial, extrañamente instalado frente a la presidencia, a la altura de un banquillo. Casi en el mismo lugar que ocupó entonces, un poco más al centro, se situará a las 10.30 de esta mañana para ser interrogado por los representantes del ministerio fiscal, del PP y de su viejo enemigo el expropiado empresario José María Ruiz Mateos.

González y Guerra, testigos números 31 y 32 de la causa especial 880/91, el caso Filesa, serán los primeros de los 15 testigos que desfilarán el lunes por el estrado. Descartadas las grandes revelaciones, la expectación se centra en los interrogatorios de los abogados del PP, Juan Ramón Montero y de Marcos García Montes, letrado de Ruiz Mateos.

Tanto por exceso como por defecto, será un interrogatorio plagado de lecturas políticas. Un cuestionario largo o marcadamente intencional se interpretará en clave revanchista, en tanto que unas cuantas preguntas cortas o desapasionadas pueden desatar las iras de los que González denomina la jauría.

Cuentas en Suiza

En las últimas jornadas, el abogado del PP, Juan Ramón Montero, ha intentado recuperarse del mazazo que le dio el Supremo al invalidar su acta de acusación, extendiendo los interrogatorios incluso a parcelas que, como las supuestas cuentas de Filesa en Suiza o la relación del holding con Viajes Ceres, están hoy ya fuera del proceso. Por ahora sólo ha conseguido dilatar las sesiones y alguna reprimenda del tribunal. Frente a los acusados de mayor relive, García Montes no ha podido reprimir un tono de mordacidad en algunas de sus intervenciones.

Se espera esta mañana el único lleno total en un juicio al que han venido asistiendo una decena de periodistas y, por término medio, entre una y tres personas de público. El proceso está siendo grabado desde la sala de prensa, a la que llega el sonido de la sala de juicio. Al principio de la sesión, el tribunal, previsiblemente, accederá a que un fotógrafo y un cámara de televisión capten la insólita imagen de González en el estrado.