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El Sinn Fein se sienta a la mesa de negociación sobre el Uster ante la silla vacía de los unionistas

Sonrientes, confiados y encorbatados, los jefes católicos de la causa independentista en Irlanda del Norte tomaron ayer asiento en la gran mesa de negociaciones de paz frente a las sillas vacías de los protestantes, empeñados en que Londres mantenga el control po lítico y militar del Ulster. No hubo diálogo, pero la apertura formal de la histórica conferencia, instalada en un moderno edificio adyacente al castillo de Stormont, inyectó ilusiones de solución a tres décadas de cruento conflicto por dos razones: es la primera vez que el Sinn Fein, frente político del Ejército Republicano Irlandés participa en un foro multilateral de esta naturaleza. Y, lo que es idénticamente importante y trae alivio, la ausencia del moderado Partido Unionista del Ulster (UUP) de David Trimble no es más que una estratagema temporal oficialmente aceptada.

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Trimble, el 'señor quizás'

Trimble podría aparecer en las próximas horas en Stormont acarreando a la mesa a por lo menos dos de los jefes de las otras cuatro organizaciones unionistas protestantes paramilitares y dispuestas a hablar por primera vez con el Sinn Fein. Todo esto dentro de un contexto curioso: los viejos enemigos comenzarán a hablar de paz y desarme total bajo el mismo techo, aunque no en la misma sala. Según algunas fuentes, Trimble ha solicitado una fórmula a la medida que le permita participar sin compartir mesa con el Sinn Fein, a ser posible excluyendo a éste de las sesiones plenarias.Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, parecía todo menos preocupado por las limitaciones de esa modalidad cuando a las puertas de Stormont declaró su convicción de que los unionistas no tienen otra opción que aceptar la inevitabilidad de hablar cara a cara con los dirigentes del Sinn Fein y, por extensión, con el IRA.

Con frases como "hoy puede ser el comienzo del fin del conflicto" y venimos armados sólo de buenas intenciones y voluntad de paz", Adams quiso sepultar la incómoda controversia surgida la semana pasada cuando un portavoz del IRA, en una entre vista con el periódico Noticias Republicanas, expresó "problemas" y reservas ante el plan de desarme propuesto por Londres y Dublín como indispensable para demostrar la seriedad de la tregua decretada hace siete se manas. Adams, además, quiere imponer una nueva filosofía al proceso de paz.

"Otros medios de transporte"

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Ésta consiste en desechar los clichés como primera medida. Refiriéndose a la desgastada metáfora utilizada por Washington, el primer ministro británico, Tony Blair, habló del "tren de la paz" referencia a surafricanos, palestinos, sirios e israelíes. Adams arrancó risas cuando observó que el proceso de paz en Irlanda del Norte quizás "necesite de otros medios de transporte". Vehículos más originales, se entiende. "Un taxi", propuso alguien.

El principal obstáculo representado por la renuencia unionista a acudir a la hora fijada para una nueva cita con la convulsionada historia del Ulster en los edificios de Stormont desapareció rápidamente con el anuncio de Trimble de que los protestantes no boicotearán la conferencia. Trimble está bajo fuerte presión de Londres y Dublín para ir a la mesa de Stormont. Lo más apremiante, sin embargo, es el hecho de que más de un 90% de la población protestante del Ulster quieren una solución negociada.

Hablando poco después de que Tony Blair y el primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, en un comunicado conjunto, exhortaran a los protestantes a sumarse al proyecto de paz, Trimble dijo que como exponente del 60% de, la población de Irlanda del Norte, ansiosa de mantener la unión con Londres, acudirá a las negociaciones. No dio fecha, hora ni condiciones. Para Trimble, la declaración conjunta de Londres y Dublín -con la promesa de promover, supervisar y garantizar el desarme de las milicias a una velocidad proporcional al avance de las negociaciones políticas- es suficiente intención de buenos propósitos.

Un aval pararelo lo proporcionó el cerebro de este nuevo experimento de paz en Irlanda del Norte, el ex senador demócrata norteamericano George J. Mitchell, autor de los seis puntos clave llamados principios Mitchell: la renuncia a la lucha armada, el desarme y el eterno destierro de la amenaza de las balas como fundamental paso hacia una solución democrática en el Ulster. Mitchell pasó más tiempo ayer tratando de convencer a Trimble que dando públicamente las líneas maestras del plan de paz. Su optimismo era cauto. "La dirección que toman las cosas me parece correcta", dijo antes de desaparecer en un coche rumbo a Stormont.

A la entrada de este complejo arquitectónico, además de periodistas, le esperaba un coro de escolares que entonaban sin parar el Give peace a chance de John Lennon, la madre de un soldado abatido por un francotirador del IRA y un enorme arco iris al término de una jornada de lluvia, humedad, calor y color.

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