_
_
_
_
_
Tribuna:VISTO / OIDO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un asunto grave

La gente acosa a los políticos para que cesen en sus divisiones y ataquen directamente al terrorismo. Este acontecimiento, reflejado en numerosos hechos individuales y colectivos en toda España, no excluye a nadie. Se llama "espíritu de Ermua". Pero, como los políticos, la gente se divide. El miércoles, Radiotelevisión Española convoca un acto gigantesco para ese espíritu: treinta mil personas en la plaza de toros. Y una gran parte del público abuchea y acusa a dos artistas que han acudido, claro, gratis, impregnados del odio al terrorismo: uno, Raimon, por catalán; otro, Pepe Sacristán, por comunista. Precisamente el mismo día en que el comunismo sufre un ataque mortal desde dentro (las grandes derrotas del comunismo han sido siempre internas). Allí estaba, destacado, Julio Anguita. Pero la gente eligió, qué cosa más normal, a Pepe Sacristán, al que no le valió negarlo (yo, ahora, no lo niego, no explico, no aclaro que ser rojo es otra cosa: no voy a desolidarizarme de los perseguidos otra vez, de los perdedores de siempre, de los eternos fusilados. Hablo de los de la base, del "camarada oscuro", que decía Sastre). No iban a abuchear a Anguita, que suicida a Izquierda Unida y la destroza en Cataluña, para que gane Pujol; en Galicia, para que gane ¡Fraga! Aún con todo el horror que puede producir esto, es algo que pasa y que hay que saber: la extrema derecha está capitalizando el antiterrorismo. Al decir extrema derecha no excluyo al Gobierno; todo lo contrario. Aunque el ataque a los catalanes podría recibirlo como propio, si no estuviera guiñando un ojo al mismo tiempo: hace ver que les está engañando a todos, que va a sacar con ellos su presupuesto, que les da menos de lo que piden, y menos aún a los vascos. ¡Qué rara es la política!¿Es esto lo que desean los terroristas? Probablemente, sí. Supongo que matar a mansalva, para todo el mundo, incluso para ellos, es algo que carga y duele; quizá menos que ser matado, aunque yo lo preferiría, puesto en el trance. Pero en mí tiene poco mérito: qué más da. Pero que en tomo a ese grupo se vaya formando una especie de Frente Nacional que vuelve, casi más por costumbre y por unirse otra vez, al anticomunismo, al pobre enemigo que hasta se niega a sí mismo (y lo digo, sobre todo, por Anguita), y al anticatalanismo ¡con Raimon!, puede llegar a tener finales graves.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_