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Del Betis al Nervión

El pleno del Grupo Parlamentario Socialista ratificó ayer la propuesta de la Ejecutiva del PSOE de designar nuevo portavoz parlamentario a Juan Manuel Eguiagaray. Así, el presidente de ese partido, Ramón Rubial; su secretario general, Joaquín Almunia, y los portavoces en el Congreso (Eguiagaray) y en el Senado (Juan José Laborda) tendrán en común su condición de bilbaínos. Almunia y Eguiagaray comparten además la de antiguos alumnos de Deusto.La Universidad de Deusto ha sido siempre un activo vivero de políticos y altos cargos de la Administración. Solís Ruiz, Iturmendi, Sánchez Ariona, Castiella fueron algunos de los ministros franquistas salidos de sus aulas, al igual que otros que lo fueron en las postrimerías del régimen y primeros años de la transición, como Martínez Esteruelas, Barrera de Irimo o Rodríguez Sahagún. Pero también se formaron en la Universidad de los jesuitas las principales figuras del nacionalismo vasco de los años treinta, con el lehendakari Aguirre y Manuel de Irujo a la cabeza. Antiguos de Deusto son igualmente Garaikoetxea y Ardanza, y allí sigue dando clases Arzalluz. Tal vez estos tres últimos hayan coincidido en los venerables claustros con Eguiagaray y Almunia.

Sin embargo, no puede decirse que los nacionalistas se hayan entendido especialmente bien con los políticos vascos que hayan hecho carrera en Madrid. Más bien los han mirado con sospecha. Arzalluz es el autor de la frase "hacer el Aranzadi" para descalificar una determinada forma de asumir responsabilidades ministeriales. De Eguiagaray comentaba Anasagasti tras el último congreso socialista que "dice que es vasco, pero no se le nota". La semana pasada Almunia fue invitado a visitar Sabin Etxea, la actual sede central del PNV en Bilbao, construida sobre el solar de la que fue casa natal de Sabino Arana (que un gobernador franquista hizo dinamitar en 1960). El propio Anasagasti comentaba el domingo pasado, en Deia, que la entrevista fue cordial pese a que el nuevo secretario general del PSOE sacó a relucir un artículo reciente de Arzalluz en el que se refería a él como "un auténtico jacobino" y como alguien que "ha sido un claro enemigo, yo diría que visceral, del nacionalismo vasco".

En cualquier caso, no deja de ser curioso que haya más bilbaínos en la dirección del PSOE que en el Gobierno Vasco (y que en el Euskadi Buru Batzar), pese a que Bilbao es la cuna del nacionalismo y a que en su comarca habita el 44% de la población de la Comunidad Autónoma Vasca.¿Tiene algún significado que los cargos más visibles del primer partido de la oposición sean ocupados por vascos? Según Santos Juliá (Los socialistas en la política española, pág. 404), "en 1970 el socialismo español era vasco y asturiano y, a mucha distancia, todo lo demás". De los nueve miembros de la Comisión Permamente salida del XII Congreso en el exilio, tres eran vascos y dos asturianos, repartiéndose Andalucía, Santander, Madrid y Cataluña las otras cuatro vocalías. El andaluz se llamaba Felipe González, e iniciaba por entonces, junto con Alfonso Guerra, la toma de posiciones del grupo de Sevilla en lo que pronto sería el PSOE renovado, por oposición al histórico de Llopis. La batalla decisiva, la de Suresnes, se preparó en un hostal del monte Jaizkibel, en el otoño de 1974, donde siete personas perfilaron el escrito que serviría de base a la declaración aprobada en el XIII Congreso. Los siete asistentes fueron: González, Guerra, Galeote, Redondo, Mugica, López Albisu y Pablo Castellano: un madrileño, tres vascos y tres sevillanos. De manera que el famoso "pacto del Betis", término acuñado por Castellano, más bien fue el del Bidasoa.

Aunque ha seguido habiendo vascos en la dirección, han sido los andaluces quienes han marcado con su impronta al socialismo español de las dos últimas décadas. Felipe González dijo ayer, tras la designación de Eguiagaray, tener la impresión de que "se abre una nueva etapa en la actividad del partido". Es pronto para asegurarlo, pero de momento el Athlétic va ganando al Betis.

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