"Blues" y rock con duende latino

El Sur no sólo también existe, según decía Mario Benedetti y luego musicó Serrat, sino que su faceta cultural está mucho más viva que la del Norte, o eso al menos puede, ser la conclusión primera que se saca ojeando las programaciones de conciertos con las que cada ayuntamiento de la región festeja sus fiestas patronales. Móstoles vive unos días de ensueño con una variada actividad de recitales cuya mera mención podría sacar los colores a los programadores de otras localidades, sin ir más lejos, a los de Madrid en San Isidro o a los de cualquiera del cinturón noble que se encama entre Majadahonda, Pozuelo y Las Rozas.Pablo Milanés el viernes, el festival reggae el sábado y una suculenta noche latina ayer con Raimundo Amador, Juan Perro y Javier Vargas es un ejemplo de ello. "Estudiamos lo que ofrece el mercado cada verano", comentaba Iván García Yustos, concejal de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Móstoles, "y sobre ello elegimos a los artistas pensando que entre nuestros 200.000 vecinos los hay de todos los gustos y edades". Joaquín Cortés, esta semana, completa el cartel donde también hay más blues, rock y flamenco.

Más de 5.000 personas participaron anoche de este triple encuentro en la plaza de toros, un cartel inédito hasta ahora y que sólo se repetirá en Alicante el próximo 25 de octubre. "La idea de juntar a Juan Perro, Amador y Vargas es nuestra", señalaba orgulloso el edil de Cultura. "Intentamos ofrecer espectáculos alternativos que no se den en otros lugares cercanos, ya que no hay que olvidar que la capital está ahí mismo", añadía. Móstoles renueva así la audacia que ha mostrado en los últimos años al atreverse a acoger el macroconcierto de Festimad que se desarrolla el mes de mayo. "Aquí viven 60.000 jóvenes y pensamos en ellos los 12 meses del año, pero un 15% de las entradas las hemos vendido en Madrid. Queremos que Móstoles se convierta con Festimad y estas fiestas en un foro de cultura actual", concluyó Iván García.

El cartel respondió a las expectativas. Raimundo Amador, con ese duende que le ha convertido en figura indispensable del nuevo flamenco, calentó al personal. Su blues por bulerías dio paso al rock de Juan Perro (Santiago Auserón), un artista que otorgó al encuentro la dimensión transoceánica. Unidos por primera vez hace una docena de años en una excitante versión de Semilla negra, más tarde en la gira Vienen dando el cante con Kiko Veneno, Auserón y Amador no habían vuelto a unir sus talentos en público. Javier Vargas y su banda pusieron el toque final a base de blues. Móstoles, que fue una pequeña Jamaica el sábado, tuvo ayer sabor latino.