Maria del Mar Bonet: "España tiene poco amor por sus músicos"

Serena por fuera, como buena mallorquina, pero rebosante de ideas por dentro, Maria del Mar Bonet presenta su nuevo disco, que recoge 30 años de canciones. Tres décadas de música que son sinónimo de atardeceres y amores, de nostalgias e ilusiones. Siempre con el Mediterráneo al fondo. Con El cor del temps (El corazón del tiempo) Maria del Mar Bonet ha conseguido, una vez más, el cariño público y los elogios de la crítica. Ella muestra u agradecimiento, pero lamenta una actitud general: "España tiene poco amor por sus músicos".

Acaba de actuar en Salónica, capital cultural de Europa este año, y se muestra encantada de regresar a Madrid, donde canta mañana en el Círculo de Bellas Artes. "Siempre vengo muy a gusto a Madrid, tengo muy buenos amigos. Si no he cantado más aquí es por cuestiones de casualidad o de fechas". Lejos ya los tiempos en que cantar en catalán formaba más parte de una reivindicación que de una música, Maria del Mar Bonet lo resume así: "Me gusta mi lengua y cantar en catalán es algo que hago de un modo absolutamente natural. De todos modos en España no existe el chauvinismo que dispensan los franceses a sus artistas. Aquí se emite y se escucha aquello que imponen las multinacionales, mientras en Francia las radios incluyen un 40% de música francesa. Poco a poco cantar en inglés acabará imponiéndose y eso afectará no sólo a las lenguas minoritarias, sino también al castellano".Vocación y esfuerzo

Esta cantante mallorquina, considerada una de las mejores voces femeninas de España y asentada en unos atractivos 50 años, no confiesa mayor secreto que el esfuerzo para explicar su larga carrera. "Me he entregado en todo lo que he hecho. Para mí la música no supone un trabajo, sino una vocación, una actitud ante la vida. La música me ha dado muchas alegrías y me ha permitido superar los baches y los momentos duros. Estoy muy satisfecha de contar con un público fiel, con el que establezco complicidades y que me ha seguido a lo largo de 30 años". Pero no se considera un mito: "Un mito se asocia a aquél que ya está instalado y deja que el tren ruede solo. Yo me lo curro mucho".

Fruto de esa inquietud surgieron colaboraciones con Milton Nascimento, con la orquesta de Túnez o con músicos de los más diversos ámbitos del Mediterráneo. "Yo no me he quedado anclada en un folclore tradicionalista, sino que he trata o e innovar y de aprender de mucha gente", comenta la cantante, que se alegra de un cierto renacimiento de los cantautores, especialmente en Madrid. "Este tipo de música siempre se renueva. A veces está sujeta a modas, pero surgen nuevos nombres".

Ha editado su disco antológico con un nuevo sello discográfico, Pick-up, de Sabadell, tras muchos años de colaboración con la casa Ariola. "Bueno", señala a modo de explicación, "muchos contratos se acaban y terminan en divorcio. Ni ellos se encontraban a gusto conmigo, porque ya eran una multinacional donde no podías ni hablar con el director, ni yo estaba satisfecha del diálogo con ellos".

Vive entre Barcelona y Galicia, donde reside su compañero, y ha mantenido una defensa radical de su intimidad. "Nunca he negado entrevistas a nadie, ni siquiera a la prensa del corazón, pero siempre ha sido para mostrar mi trabajo. Si marcas esa regla, entonces te respetan".