La elaboración de las listas desata la guerra en el PP gallego a mes y medio de las elecciones
Las disensiones en la cúpula del PP gallego han aflorado con estrépito a sólo mes y medio de las elecciones autonómicas. El detonante ha sido la exclusión de las listas del presidente del Parlamento, Victorino Nuñez, quien ha reaccionado con una insólita arremetida contra el secretario general del PP gallego, Xosé Cuiña; al que acusa veladamente de promover una maniobra para hacerse con la presidencia de la Xunta antes de que termine la próxima legislatura."Con todos los respetos para mi querido presidente [Manuel Fraga], en el partido el que manda es él [Cuiña]", declaró Nuñez, quien asegura que el propio Fraga le confesó que está pasando "uno de los peores momentos de su vida".
Núñez es un dirigente de peso en el partido, por mucho que su dedicación a las tareas parlamentarias le hubiese restado con el tiempo influencia en la organización. Ingresó en el PP hace ocho años con todo su grupo detrás, Centristas de Galicia, un partido procedente a su vez del galleguismo moderado, lo que permitió a Fraga reunir por primer vez a todo el fragmentado centro derecha gallego y ganar las elecciones de 1989.Desde entonces, Núñez ha presidido la Cámara autonómica, tras ceder el mando en su feudo de la provincia de Ourense a José Luis Baltar, a quien ahora acusa de haberle "engañado" en connivencia con Cuiña.
Cuando casi todo el mundo daba por hecho que Núñez encabezaría la candidatura del PP por Ourense, el pasado jueves el presidente de la Xunta le llamó para almorzar con él y le comunicó que iba a ser excluido de las listas. La versión que ofrece Núñez de ese encuentro es ciertamente embarazosa para Fraga.
El presidente del Parlamento asegura que Fraga se confesó "incapaz de soportar las presiones de Cuiña" y que estaba pasando "un momento horrible, uno de los peores de su vida".
Según esta versión, desde el partido se ha pasado factura a Núñez por su actitud "demasiado dialogante y cordial con la oposición".
Fraga no se da por enterado
El presidente de la Xunta prefirió ayer no darse por enterado y contestó que los comentarios sobre las candidaturas electorales son "puras especulaciones", aunque advirtió que se va a producir una "necesaria renovación de personas".
La crisis ha estallado abruptamente a dos semanas del comienzo de la campaña electoral y en vísperas del gigantesco acto propagandístico que el PP ha programado para hoy en Monte Faro (Lugo), con la presencia del presidente del Gobierno, José María Aznar, y varios miembros de su gabinete.
Núñez no va a ser la única víctima. Otro de los caídos, también por sorpresa, será el actual consejero de Agricultura, Tomás Pérez Vidal, y asimismo corre peligro la continuidad del portavoz del grupo parlamentario, Víctor Vázquez Portomeñe, uno de los oradores más incisivos de la Cámara gallega.
Al igual que todas las batallas que se venían sucediendo entre bastidores en los últimos años, las escaramuzas de estos días tienen como paisaje de fondo la pugna por suceder a Fraga. El mejor colocado es Cuiña, quien dirige el partido con el apoyo de los barones de las provincias del interior, el lucense Francisco Cacharro y el ourensano Baltar, pero que cuenta con la hostilidad manifiesta de la dirección nacional del partido y del ministro de Sanidad, José Manuel Romay, el hombre fuerte en A Coruña. Romay, sin embargo, parece ausente de la crisis, al menos de momento.
La versión de Núñez -puesta en duda por otras fuentes del partido- es que Cuiña ha asumido el poder de facto y está tratando de confeccionar un grupo parlamentario "a su medida" para asumir él mismo la presidencia "si Fraga no lograse terminar la legislatura".
El todavía presidente del Parlamento incluso dejó caer su temor a que se esté preparando la sustitución de Fraga para después de las elecciones. "Espero que no surjan sorpresas extrañas, y que no vaya una personal en los carteles y luego el presidente sea otro", advirtió el despechado Núñez. "Yo no doy la talla de Cuiña. Soy centrista y no soy autoritario".La posibilidad de que Fraga abandonase la presidencia antes de concluir la legislatura fue esgrimida por la oposición y Fraga respondió con su rotundidad habitual que sólo un rayo o algún imprevisto de la naturalezá lo haría dejar el cargo, antes de tiempo, si resulta reelegido.
Lo cierto es que Núñez tenía más enemigos que el propio Cuiña, y que ni siquiera el contrincante interno de éste, Romay, parece haber movido un dedo para sostener al presidente del Parlamento.Como si el ataque de Núñez hubiese abierto la veda, a Cuiña le llovieron de inmediato nuevos dardos desde Vigo, cuyo alcalde, Manuel Pérez, también está enfrentado a él.
El concejal José Manuel Rodríguez pidió, en declaraciones a la Cadena SER, la dimisión del secretario general y la intervención del propio Aznar en el proceso para elaborar las listas, que no se cerrará hasta el próximo miércoles.
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