La fiscalía investiga a Al Gore por financiación ilegal de su campaña
La rentrée está aportando malas noticias para Al Gore, el leal vicepresidente de Bill Clinton y principal aspirante a la candidatura demócrata a la Casa Blanca en el año 2000. Janet Reno, titular del departamento de Justicia y fiscal general de Estados Unidos, ha abierto una "investigación preliminar" sobre las llamadas telefónicas para recaudar fondos electorales que Gore efectuó desde la Casa Blanca.
Por otro lado, los monjes budistas declararon ayer ante un comité del Senado que el vicepresidente no podía ignorar que el acto en el que participó en un templo de California estaba dedicado a cosechar dinero para la campaña presidencial demócrata de 1996.Gore ya reconoció hace unos meses que cometió "un error" al usar la Casa Blanca para solicitar a simpatizantes millonarios de la causa demócrata que aflojaran los bolsillos. Lo nuevo es que parte del dinero recaudado en esas llamadas (120.000 dólares, unos 18 millones de pesetas) no se ingresó en las arcas del Comité Nacional Demócrata, sino en las de la campaña personal del vicepresidente.
La legislación norteamericana es muy tolerante respecto al denominado soft money, el dinero entregado a los partidos para sus "actividades generales", pero restringe severamente el destinado a las campanas personales de los candidatos, el hard money. Janet Reno tiene que determinar ahora si hay indicios de criminalidad en las llamadas de Gore desde la Casa Blanca, y si así fuera tendría que crear un comité independiente de investigación, como el que estudia el caso Whitewater.
El Senado ya puso en pie a comienzos del verano su propio comité sobre el escándalo de la financiación irregular de la campaña de Clinton y Gore. Varios monjes declararon ayer ante ese comité por el acto de abril de 1996 en un templo budista de California con la presencia de Gore.
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