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UN CONSTRUCTOR DE LA MEMORIA

"Nos enseñó a ver la ciudad", dice César Portela

El único proyecto de Aldo Rossi en España, el Museo del Mar de Vigo, ha reanudado su construcción después de tres años. El edificio proyectado conjuntamente con el arquitecto gallego César Portela llega a la cubierta, y con los 350 millones previstos para el próximo año completará la primera fase. Otros encargos, como la rehabilitación del Corral del Conde y la transformación en viviendas del claustro de Nuestra Señora de los Reyes, en Sevilla, no llegaron a concretarse. Su presencia en España, sobre todo en Galicia, Sevilla y Barcelona, y su influencia fueron destacadas ayer por miembros de una generación de arquitectos españoles.La amistad y una "gran admiración" unieron a César Portela con el arquitecto italiano desde que en 1976 acudió a Santiago de Compostela a un seminario sobre la ciudad histórica, junto con Stirling y Siza. "Fue el primero que nos enseñó a ver Galicia y la ciudad de una forma distinta, con una visión marxista, la ciudad entendida como un todo, un entendimiento global", declara Portela. "Su mayor aportación es como gran teórico de la arquitectura, además de fenomenal pintor y dibujante, con una cultura tremenda". Sobre el Museo del Mar de Vigo, señala que Rossi planteó "lo contrario de un cementerio de la memoria", al pensar en una "pieza viva, con la vitalidad de un muelle, para entender lo que es el mar". Añade que, curiosamente, las cinco naves de la conservera que forman parte del museo se parecen a los dibujos de Rossi.

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Desilusión

Para Ignasi de Solá-Morales, el mensaje "crítico y unívoco" de Rossi desde mediados de los sesenta no se ha podido mantener. "Era un artista radicalmente conceptual y nada sensual, como una reacción de reducir para volver a lo esencial. Igualó la arquitectura de todos los tiempos y momentos como una experiencia única". Recuerda su influencia en Barcelona, a través de la revista 2 C, vinculada a la arquitectura de tendencia de los setenta. "Al final se había autoexiliado de la universidad y las publicaciones, tras mantener una posición extremadamente personal y poética, a la que había añadido su desilusión personal". José Ignacio Linazasoro reconoció ayer que "nos enseñó mucho y nos puso en contacto con la cultura italiana de los años sesenta", en aspectos de tipología.

"Rossi cambió mi vida", afirma el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, quien lo conoció en Sevilla al terminar la carrera. "Sus clases tuvieron mucha influencia, sobre todo en el entendimiento de la ciudad como la expresión más completa de la arquitectura. Tiene unos edificios con una imagen muy poderosa y con gran capacidad evocadora, como el museo de Maastricht".

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