65 muertos al estrellarse un avión en Camboya
La tragedia ha vuelto otra vez a Camboya, esta vez en forma de catástrofe aérea. De las 66 personas que ayer viajaban desde Ho Chi Minh, la antigua Saigón, a Phnom Penh en un avión Tupolev-134 de la compañía aérea vietnamita, sólo un niño de 18 meses sobrevivió a la colisión del aparato con una vivienda junto al aeropuerto de la capital camboyana y se encuentra fuera de peligro. Algunos de los miembros de los grupos de rescate no pudieron resistir la tentación y se lanzaron al pillaje.El avión, de fabricación rusa, chocó con una pequeña casa a unos 200 metros del aeropuerto de Phnom Penh, mientras realizaba un segundo intento de aterrizaje. Ya el primero se había visto obstaculizado por la lluvia torrencial, según indicaron testigos del accidente. Los restos del avión quedaron esparcidos por los arrozales que rodean el aeropuerto de la capital camboyana. Entre los restos del aparato sólo la cola resultaba reconocible.El niño que salvó la vida se fracturó la pierna derecha y recibió un corte en la cabeza, pero su vida no corre peligro. Además, dos adultos y otro niño salieron gravemente heridos del accidente, pero fallecieron en el traslado al hospital de la capital camboyana. La mayoría de los pasajeros que viajaban en el avión siniestrado eran extranjeros. La Oficina de Información Diplomática no tenía constancia de que entre los viajeros hubiera españoles.
Tras el accidente, el mal tiempo dificultó las labores de rescate, lo que animó a las numerosas personas que se acercaron a la zona, e incluso a los equipos de emergencia, a saquear. "Los saqueaban y se iban con todos los objetos de valor de los muertos. Sólo cinco o seis socorristas intentaban salvar a los supervivientes", dijo un testigo.
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