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Anguita se enfrenta al Poder Judicial al insistir en que el Supremo ha cometido un "presunto delito"

Sí, hay "presunto delito". Julio Anguita, coordinador general de Izquierda Unida (IU) no sólo no rectificó ayer sus declaraciones sobre el auto del Tribunal Supremo relativo al caso Filesa, sino que, en la más extra ña pirueta dialéctica que cabría esperar, aseguró que el reciente acuerdo del Consejo del Poder Judicial, pese a acusarle de haber hecho "un grave daño" a la Justicia con sus duras palabras, termina por darle la razón en que hay un hecho anómalo, lo que él llama "manipulación de un documento público, como es una sentencia del Tribunal Constitucional". Ante el nuevo revuelo de sus palabras, el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, salió en defensa del derecho de Anguita a ejercer la libertad de expresión.

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Las nuevas declaraciones de Anguita se producían el mismo día en que se reanudaba la vista oral del caso Filesa ante la Sala Segunda del Supremo bajo la presidencia del magistrado José Augusto de Vega, a quien Anguita había imputado la condición de "presunto delincuente" y la de corruptos a los demás magistrados que juzgan la causa.Fue el de ayer un auténtico ejercicio de escolástica por parte de Anguita. Retorció, subvirtió amasó cada palabra, buscó su sentido etimológico más profundo razonó y filosofó sobre el sentido de las ideas; recurrió a toda su capacidad dialéctica para llegar a la conclusión de que la resolución del CGPJ no sólo no le desautoriza, sino que confirma cada una de sus acusaciones. Anguita utilizó el rechazo del texto del CGPJ para profundizar en sus críticas al auto del Supremo que dejó fuera el escrito de acusación del PP en el caso Filesa y, en consecuencia, a los implicados por ese escrito.

Él no se desdice ni una coma de lo que dijo en su día. De lo que dijo, "no de lo que dicen que he dicho". Porque hay cosas que él no ha dicho -aconsejó que se volvieran a escuchar las cintas para comprobar que al hablar de corrupción no citó a los jueces de la Sala Segunda del Supremo-, aunque mantiene, más firme que una roca, la esencia de sus acusaciones: Hay alteración, "consciente o inconscientemente", de un documento público como es una sentencia del Constitucional y, por tanto, hay un presunto delito. Anguita recordó exactamente los términos de su acusación: ."¿Cómo calificaríamos la alteración de un documento público? Yo lo hice de forma exquisita. Dije: "Si hay un presunto delito, hay un presunto delincuente". Para Anguita, la alteración de documento público sólo puede calificarse como delito.

Pero, por si acaso, dejó claro que habla como miembro del Poder Legislativo. No como representante de una organización o como líder político. De una tacada, Anguita elevaba lo que hasta ahora era un debate político a la altura de un conflicto de poderes. "Como representante del Poder Legislativo tengo tanto derecho como cualquier miembro de los otros poderes [Ejecutivo y Judicial] a sentirme preocupado por el funcionamiento de la Justicia".

El nudo de su larguísimo y prolijo razonamiento fue que, en definitiva, la resolución del CGPJ no hace más que darle la razón. El texto, dijo, habla "de que me he excedido en mis críticas que son desmesuradas. y desproporcionadas, pero no habla de que sean falsas". "No me dice que sea un falsario ni que mienta". Por tanto, "reconoce que el hecho que ha dado lugar a ellas existe, es real".

Eso, en cuanto a lo que el acuerdo del CGPJ dice sobre sus críticas. Porque si hay que referirse a lo que ha provocado la marejada, la presunta alteración de una cita del Tribunal Constitucional, Anguita dejó claro que él no aprecia que todo sea una cuestión de "comillas" fuera de lugar, que todo se reduzca a un problema de lenguaje, "a un error mecanográfico". "Eso", razonó, "es un argumento débil. Porque en algo tan serio como una sentencia no se pueden admitir errores de redacción". "El problema es que se cita una sentencia con una alteración que es fundamental", reiteró.

Luego mostraría su disgusto. Y habló de cómo se ha manipulado lo que dijo sobre corrupción, que él no aplicó a los jueces de la Sala Segunda, sino a actuaciones de otros magistrados -citó a Pasqual Estevill-, y se apoyó en cosas así para demostrar que la acusación que se le hace de haber causado "grave daño a la Justicia" es infundada y que más daño se hace con las prácticas de otros miembros del Poder Judicial. "Pero nadie ha querido entrar en el fondo del asunto, la alteración de un documento público. Han preferido buscar al niño malo". El niño malo es Anguita, claro.

"Me ha dado una idea"

Y si ha habido una manipulación, ¿va usted a presentar una denuncia por ello?, preguntó alguien. "Pues mire usted, me ha dado una idea". La resolución del CGPJ del martes decía, por contra, que "los magistrados afectados [por las acusaciones de Anguita] tienen abierta la posibilidad de ejercitar la acciones legales que consideren procedentes".

Anguita, en cualquier caso, terminó por cuestionar el sistema de elección de los magistrados del Consejo del Poder Judicial.

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