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La policia sospecha que el asesino de Vila quería cobrar una deuda con el rescate

Las primeras investigaciones sobre el secuestro y posterior asesinato del empresario de Moraira (Alicante) José Vila Llobell barajan como móvil del crimen que el fallecido tuviera una deuda con su presunto asesino, su amigo y vecino Francisco Mayans, por la misma cantidad que éste pidió como rescate a su familia: 46 millones de pesetas.

Mayans reconoció ayer los hechos ante la juez titular del juzgado número 1 de Dénia, Begoña Cristóbal, que ordenó su traslado al lugar del crimen para reconstruir la acción y su posterior ingreso en la prisión alicantina de Foncalent, a la que fue trasladado a las cinco de la tarde. Para su cómplice, Ramón F. T., que permanece aún en los calabozos de la Policía Local de Dénia, la juez decretó el ingreso en prisión, eludible con una fianza de 500.000 pesetas.

El otro de los detenidos, José A. M. M., de 23 años, quedó en libertad provisional el martes, tras prestar declaración y considerar la juez que actuó sin conocimiento de causa, ya que al parecer- sólo se encargó de acompañar a F. T. a por el rescate, que la familia había llegado a reunir casi en su totalidad y cuya entrega llevó a la detención de los presuntos responsables.

La autopsia, que se realizó ayer en el tanatorio de Dénia, reveló que la víctima recibió un disparo en, la pierna y otros dos en el tórax -y no en la cabeza como se dijo inicialmente-, según fuentes de la investigación.

Dificultar la identidad

Finalizado el interrogatorio de los tres implicados en el asesinato y posterior simulación del secuestro del empresario José Vila, todo apunta a que el autor de los hechos actuó solo y adoptó ciertas medidas de precaución para dificultar la identidad del fallecido. "La bolsa [el saco de plástico que envolvía al cadáver] estaba muy bien precintada, fue arrojada a un arroyo con agua y entre unos cañizares muy frondosos y, además, el autor le quitó la documentación, el reloj y las gafas", señaló una fuente de la investigación.

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Según las mismas fuentes los impactos de bala en el tórax parecen indicar que la víctima se hallaba cogiendo limones en los árboles propiedad del presunto homicida, quien trasladó luego el cadáver hasta el Barranc de la Fusta, en Ondara, donde fue hallado la mañana del martes. No se descarta tampoco que la víctima y el agresor hubieran discutido tras la partida de trinquete (frontón) a la que acudieron en este municipio.

José Vila estaba enfermo de cáncer desde hace algunos años y, aunque su estado de salud en las últimas, semanas era bueno, seguía un tratamiento farmacológico que mantenía en vilo a sus familiares cuando denunciaron su desaparición el pasado día 19. "Vila llevaba ya varias operaciones y tenía que tomar numerosas pastillas", señaló ayer una amiga cercana de la víctima, quien, sorprendida por la versión del móvil económico, añadió que los que conocen al presunto asesino creen que "falta de dinero no tiene".

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