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Kohl da un 'no' rotundo a las emergencias de Waigel

El canciller federal alemán, el democristiano Helmut Kohl, que regresó ayer a Bonn tras sus vacaciones Veraniegas, respondió con una contundente negativa a las peticiones de su partido hermano, la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, y su ministro de Hacienda, Theo Waigel, de remodelar el Gabinete antes de las elecciones del año próximo. Kohl advirtió: "A mí nadie me presiona". Calificó Kohl de "absolutamente innecesaria y en alto grado dañina" para el Gobierno y Unión Democristiana (CDU/CSU) la discusión actual sobre la crisis del Gabinete. Pero la CSU insiste en que es necesario un reajuste en el Gabinete. os socialdemócratas y verdes de la oposión se frotan las manos

Llegó el canciller y mandó parar. Kohl se apresuró ayer a llamar a sus periodistas favoritos, del masivo y sensacionalista Bild Zeitung y la segunda cadena pública (ZDF), para dar un puñetazo simbólico en la mesa y tratar de frenar en seco la polémica por la reorganización del Ejecutivo, que Waigel reclama, además de manifestar estar ya cansado de su responsabilidad en Hacienda. En Bild aparece hoy la entrevista con el canciller, quien insiste en que el debate "es absolutamente innecesario" y "en alto grado dañino para la coalición y la Unión", el hermanamiento CDU-CSU. Reconoce Kohl que se ha indignado muchísimo con todo ello: "No deseo cambiar el Gobierno. No hay el menor motivo para proceder a una remodelación del Gabinete". A su, por lo menos hasta antes de la crisis, amigo el ministro de Hacienda Waigel, le pone Kohl buena nota: "Al margen de todas estas discusiones, realiza un trabajo de primera".En términos casi calcados se pronunció Kohl ante las cámaras de la ZDF, aunque reconoció la existencia de un acuerdo -"que respeto", dijo- de sustituir a fin de año al ministro de Correos, que deja el cargo por desaparecer el ministerio. Esa cartera está en manos de Wolfgang Bótsch, de la CSU bávara, y Kohl reconoce el compromiso de " compensar a la CSU" por la pérdida de un puesto en el Gobierno, "pero", zanjó, "esto no tiene nada que ver con una reforma del Gabinete". Se negó Kohl a entrar en detalles sobre los posibles cambios en su día.

De forma contundente y con cara de pocos amigos, advirtió Kohl: "A mí nadie me presiona". Repitió el canciller que no tiene la intención de cambiar el equipo ministerial antes de las elecciones de septiembre del próximo año, porque "los colegas realizan un excelente trabajo". Se refirió de forma expresa el canciller a varios ministros puestos en tela de juicio estos días y alabó su trabajo, a pesar de las dificultades. Kohl se niega a hablar del reparto de cargos antes de ganar las elecciones: "La gente diría que estoy loco si lo hago". A continuación dijo Kohl que la coalición de Gobierno tiene un enorme trabajo por delante y deben ponerse manos a la obra.

"Waigel seguirá"

Parte de la base Kohl de que "Waigel segurirá en la batalla como ministro de Hacienda" y manifestó su indignación, porque, con la discusión, "se ha rebajado el prestigio de colegas probados". Según Kohl, los debates sobre personas no se pueden realizar en la plaza pública y la Constitución otorga al canciller la capacidad de formar el Gabinete. A la objeción de que la CSU presiona, respondió Kohl a la cadena ZDF que esa pregunta no le compete.

Las palabras de Kohl a través de esos dos medios amigos dejaron en segundo plano la conferencia de prensa con que inauguró el tiroteo verbal contra el Gobierno, en la mañana de ayer en Bonn, el presidente del partido socialdemócrata, el jefe de Gobierno del Sarre, Oskar Lafontaine. Ante la prensa en Bonn, Lafontaine pidió "un nuevo comienzo para Alemania", y dijo que no se trata sólo de una reorganización del Gabinete, "sino que están en juego Kohl y su política. Si el ministro de Hacienda, 13 meses antes de las elecciones, quiere dejar su cargo, eso es una confesión del fracaso de su política económica y finariciera".Según Lafontaine, no basta con cambiar unos ministros, sino que Alemania necesita una nueva política, y añadió: "Cada vez más socios de la coalición de Gobierno dudan de que Helmut Kohl sea el hombre adecuado para producir el cambio político necesario". No quiso detallar Lafontaine, ni inistir en la exigencia de nuevas elecciones, que "sería la solución más razonable", pero dijo que la coalición de Gobierno se opone.

Otros partidos de oposición, Los Verdes, reclaman nuevas elecciones. Su portavoz, Jürgen Trittin, dijo que ésa es la mejor salida para la situación en Bonn, donde el Gobierno se asemeja a un barco que se hunde, en el que se ha gritado "¡sálvese quien pueda!". Según Trittin, los parados no merecen que pasen 13 meses sin que ocurra nada.

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