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El Gobierno cubano censura seis meses a La Charanga Habanera

Durante ese periodo no se emitirá su música y la banda no podrá tocar

Diego A. Manrique

La Charanga, una de las más populares orquestas cubanas, ha sido sancionada en su país natal: durante seis meses no se emitirá su música y tampoco podrán tocar dentro o fuera, de la isla. Un castigo particularmente duro, ya que coincide con el lanzamiento de su disco Tremendo delirio, primero que distribuye internacionalmente Universal. La decisión se interpreta como una señal de aviso para que no se desmadren los salseros cubanos, cuyas letras suelen escaparse de lo que allí se considera políticamente correcto.

El 29 de julio, La Charanga actuaba en un concierto al aire libre, entre el hotel Nacional y el malecón habanero, dentro de los actos del Festival de la Juventud. Se presentaron con su exuberancia habitual, ante un público cifrado en 100.000 personas, y el concierto terminó sin incidentes. El problema es que se emitió una hora después en prime time por uno de los dos canales de la televisión cubana.David Calzado, líder de La Charanga, había pedido estar presente en la edición del concierto pero, misteriosamente, éste salió al aire tal cual. Y provocó el inevitable choque entre la realidad de la calle y la Cuba oficial: la procacidad, en textos y gestos, desencadenó el escándalo, el peloteo de responsabilidades y el palo consiguiente.

La única sorpresa es que sea precisamente David Calzado a quien le toque pagar los platos rotos. Entre las estrellas de la llamada hipersalsa, Manolín, El Médico de la Salsa, concita mayores antipatías: se le discute desde la ostentación de su riqueza hasta su talento (todos los artículos que se publican en Cuba sobre él comienzan con un unánime "no es buen cantante pero..."). El Médico también se ha visto envuelto en controversias, incluido un cruce de maliciosas frases cantadas con Paulito y el mismo David Calzado.

Los salseros cubanos son mirados con sospecha por su enorme popularidad y por la habilidad con que usan el lenguaje popular para reflejar cómo se vive durante el interminable periodo especial. Las letras que hablan críticamente de mujeres son atacadas desde la ortodoxia feminista y puede ocurrir, caso de José Luis Cortés y NG La Banca, que se les imponga rectificar con otra canción más ecuánime. El propio Calzado fue cuestionado por El temba, donde retrataba el caso de una cubana que renuncia al amor por la comodidad de juntarse con un caballero de edad madura y solvencia económica.

Ante la hostilidad de los cuadros políticos y algunos intelectuales, Alicia Perea salió en defensa de los salseros. La directora del Instituto de la Música afirmó en El caimán barbudo que convenía huir de la represión: "Nuestra música popular tiene elementos de picardía que nos vienen de la picaresca española. Además está el sensualismo del Caribe. Hay que analizar el problema sin un criterio purista".

La Charanga Habanera está encuadrada, como el resto de los artistas cubanos, en una empresa estatal y sometida a la disciplina del régimen. Sin embargo, su empresa discográfica, Magic Music, es barcelonesa; su productor es el donostiarra Jaime Stinus y ellos han grabado versiones antillanas de canciones españolas, como Dime A (Kiko Veneno) y No estamos locos (Ketama). En 1996, visitaron España en dos ocasiones y se les esperaba para promocionar su Tremendo delirio.

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