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Bob Dylan encandila a su público de Nueva York

Gracias a todos, estoy bien". Así se presentó el domingo por la noche Bob Dylan en Jones Beach (Nueva York). Con todas las entradas agotadas, el cantante añadió: "Dadme un gran abrazo".Dylan está en un buen momento de su interminable gira, demostrando su recuperada salud a una legión de admiradores, que por un momento pensaron, a principios de año, cuando fue hospitalizado por una grave infección pulmonar, que le había llegado la hora.

Dos meses después de salir del hospital, Dylan está otra vez en una carretera que apenas ha abandonado en los últimos nueve años.

Es un momento extraño para que el músico ande de gira, ya que el próximo mes publicará el que será su primer disco de canciones nuevas desde hace siete años, y la mayoría de los artistas se mantienen en silencio en los meses anteriores a una nueva promoción. Pero Dylan nunca ha respondido a las expectativas y no comparte hábitos y ni siquiera incluye en su gira temas del nuevo disco, Time out of mind. A cambio, el músico ofrece un paquete maestro. El recital arranca con BR-549, una banda de Nashville que comparte con él el amor a las raíces musicales de América y un profundo conocimiento de cómo se han preservado. Les siguió Ani DiFranco, la cantante punk-folk que conecta con él en sus visionarias y antíautoritarias letras y también en su capacidad para examinar los cambios sociales en las relaciones personales.

Tanto DiFránco como BR-549 optaron por lo fuerte y lograron complacer al público. Pero entonces llegó Dylan, mezcló lo que cada uno de ellos hacía por separado, y dio más, y con 14 canciones los barrió del escenario. La banda que acompaña al músico en la última década ha sido reajustada con nuevos miembros, que han logrado un grupo más compacto y ensamblado.

Ir a un recital de Dylan no consiste en escuchar las canciones favoritas, sino en escuchar las nuevas versiones que Dylan hace de ellas. Así, Mr. Tambourine man, alegre y percusiva, parecía realizada para un crooner de Las Vegas. Blind Willíe McTell se convirtió en un cautivador blues eléctrico y psicodélico. Y un vertiginoso e ininteligible Like a rolling stone demostró que Dylan también ha sido precursor de las canciones rápidas y masculladas.

Durante casi todo el espectáculo, Dylan fue más inteligible que últimamente aunque su voz sonó irregular, en peores condiciones que en su última actuación en Manhattan, hace dos años. Pero ése es un precio pequeño para un espectáculo tan imprevisible como gozoso.

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