Los cosmonautas rusos de la 'Mir' inician su rehabilitación tras su regreso a la Tierra
La actual tripulación inicia hoy la reparación de la accidentada estación espacial
La azarosa odisea en el espacio de Vasili Tsibliyev y Alexandr Lazutkin terminó ayer sin problemas cuando la cápsula de la nave Soyuz TM-25 aterrizó, como estaba previsto, a las 14:17 hora peninsular española, en la república de Kazajstán. Los astronautas rusos abandonaron la cápsula de descenso con una amplia sonrisa y lo primero que hicieron fue pedir agua. Después quedaron en manos de los médicos. Ambos, y especialmente el comandante Tsiblíyev, afrontarán ahora una investigación sobre los fallos sufridos en la estación y que han puesto en entredicho el prestigio espacial ruso.
"Estoy contento de estar de vuelta en la Tierra", declaró Tsiblíyev, el comandante de la XXIII expedición en la Mir, que en la última etapa de su estancia en órbita -186 días total- desarrolló un problema cardiovascular.A pesar de ello, ahora parece totalmente recuperado, ya que, según Igor Goncharov, el, médico jefe de la misión espacial, el estado de su corazón y su pulso eran satisfactorios cuando aterrizó en las estepas kazajas, a 167 kilómetros al sureste de Dzhezkazgán, ciudad ubicada en el centro de Kazajstán.
La Soyuz TM-25 se había desacoplado de la estación orbital Mir casi a las 11.00 horas, con tres minutos de retraso del horario previsto, pero sin que eso constituyera un problema. "Todo va bien", les dijo desde el Centro de Control de Vuelos un operador, a lo que Tsiblíyev respondió con un "Gracias a Dios", para luego agregar a modo de despedida: "Espero que todo lo malo que hemos tenido se vaya junto con nosotros".
Una docena de personas -corristas, médicos y miembros del grupo de cosmonautas- estaban esperando a Tsiblíyev y Lazutkin en las estepas kazajas. En el recibimiento participaron también cuatro aviones, 12 helicópteros y tres vehículos anfibios de rescate que pueden funcionar en cualquier situación imaginable.
Cuando los astronautas abandonaron la cápsula de descenso, una ovación estalló a miles de kilómetros de distancia, en el Centro de Control de Vuelos. Este centro está ubicado en la ciudad de Koroliov (ex Kaliningrad), a 19 kilómetros al noreste de Moscú. Desde el lugar de aterrizaje, Tsiblíyev y Lazutkin fueron llevados en helicóptero a Dzhezkazgán, donde se dieron una ducha y comieron. De allí, volaron en un avión a la base militar Chkálov, en los alrededores de Moscú. Un autobús los recogió en ese aeropuerto para llevarlos a la Ciudad de las Estrellas, donde tendrán que pasar un periodo de rehabilitación.
Ver a los familiares
"Dentro de siete o 10 días podrán irse a sus casas, pero también en este periodo podrán ver a sus familiares", explicó Piotr Klimuk, jefe del Centro de Preparación de Cosmonautas ubicado en la Ciudad de las Estrellas.En órbita se han quedado el estadounidense Michael Foale -quien tendrá que esperar la llegada del Atlantis con su relevo David Wolf para poder regresar a la Tierra- y la nueva tripulación rusa, que llegó a la Mir el día 7 de agosto pasado, compuesta por el veterano espacial Anatoli Soloviov, de 49 años, -ésta es su quinta misión en la estación espacial y tiene 48,38 horas acumuladas de paseos espaciales, el récord mundial- y el novato Pável Vinográdov, que el día 31 cumplirá 44 años.
Soloviov y Vinográdov deberán realizar peligrosas reparaciones en la estación orbital, cuyo módulo científico Spektr se encuentra despresurizado desde el pasado 25 de junio, cuando una nave de carga que estaba siendo reacoplada manualmente chocó con él, dejándole un pequeño agujero. Para evitar la deshermetización de toda la Mir, Tsiblíyev y Lazutkin se lanzaron a cerrar la escotilla que los separaba del Spektr, para lo cual tuvieron que arrancar los cables que iban desde los paneles solares del módulo averiado al resto de la estación. Esto ha dejado a la Mir con casi un 40% menos de energía eléctrica, lo que ha obligado a los cosmonautas a desconectar todos los equipos que no son vitales para la supervivencia en órbita.
Los primeros trabajos de reparación de la Mir estaban previstos para hoy mismo. La nueva tripulación deberá acoplar la Soyuz TM26 del atracadero provisional al permanente, donde estaba la Soyuz TM25 enviada ayer a la Tierra, dando un paseo alrededor de la estación para fotografiar todos los desperfectos.
La siguiente tarea a la que se enfrentan los nuevos astronautas rusos es reconectar los cables para restablecer toda la potencia eléctrica de la estación. Para ello deberán ingresar en el módulo averiado, que como está despresurizado, es lo mismo que si salieran al espacio abierto. Esta tarea, planeada en principio para el miércoles próximo, es arriesgada, ya que al entrar en el Spektr pueden encontrarse con gases tóxicos y, lo que es más peligroso, con objetos contra los que pueden chocar. Y un pequeño agujero en el traje especial rígido Orlán (Águila), que se usa para salir al vacío, puede costar la vida.
Finalmente, deberán tapar el agujero dejado en el Spektr por el choque con la nave de carga y volver a presurizarlo.
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