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Las Comoras descartan "de momento" una acción militar contra los secesionistas

En Anjouan y Mohéli, las dos islas del archipiélago de las Comoras que aspiran a independizarse del Gobierno de la Gran Comora, la multitud no grita "¡patria o muerte!", sino "vive la France!", al tiempo que agitan la bandera tricolor de la antigua potencia colonial. Mientras, en París, la Embajada de las Comoras repite que "no estudiamos una intervención del Ejército comorano en Anjouan o Mohéli" porque, "de momento, preferimos privilegiar el diálogo y el acuerdo", respaldando la gestión del enviado de la Organización de la Unidad Africana (OUA) a Anjouan.Pierre Yéré, el emisario de la OUA, ha dicho en Mutsamudu, capital de Anjouan, que la secesión de dicha isla es "totalmente inaceptable", pero Hachim Abdou, uno de los líderes independentistas, ha defendido la tesis de que "fue Francia la que unió las cuatro islas Comoras, que antes eran sultanatos autónomos". Mientras, los secesionistas siguen reclamando su derecho a la independencia, dando a entender que están dispuestos a negociar con el Gobierno central.

El archipiélago de las Comoras, habitado por unas 720.000 personas, consta de cuatro islas, tres de ellas -GranComora, Anjouan y Mohéli- integradas en la República Federal Islámica hoy cuestionada, mientras que la cuarta -Mayotte- sigue dependiendo de Francia, conforme a la voluntad expresada en referéndum en 1974 y 1976.

Las dos islas que quieren reanudar lazos con Francia acusan al presidente federal, Mohamed Taki, de gobernar sólo en beneficio de la Gran Comora. Tanto Anjouan como Mohéli han nombrado presidente y Gobierno provisional, autoproclamándose Estados independientes. En Fomboni, capital de Mohéli, el delegado del Gobierno ha sido encarcelado y su palacio ocupado por los independentistas profranceses.

París vive estos acontecimientos con mucha incomodidad. Francia ha iniciado una política de repliegue respecto a África, forzada por la desaparición de Gobiernos amigos en Zaire o Congo, y por la llegada al poder del socialista Jospin. El entusiasmo francófilo de Anjouan y Mohéli no encuentra eco en París, que teme ser acusado de estar detrás del movimiento secesionista, máxime cuando durante muchos años ha sido Bob Denard, un mercenario francés, quien ha gobernado en la práctica en las Comoras. París defiende una "solución negociada".

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