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El choque contra un coche aparcado permitió coger a los huidos

Un choque fortuito acabó con más de 1.500 kilómetros de fuga. Ocurrió en Sesimbra, al sur de Lisboa, cuando el Ford blanco robado que conducía el menor Manuel García golpeó un vehículo que se encontraba aparcado. El capitán Silvestre Fernándes informó a este periódico que los cuatro muchachos fueron retenidos gracias a los turistas de Sesimbra, que fueron testigos del accidente.

"Los testigos", dijo, "se dieron cuenta de que ninguno de ellos aparentaba edad para conducir, y avisaron a una patrulla de la comandancia que se encontraba a muy pocos metros de allí".

Los jóvenes, sin ninguna documentación, fueron trasladados al puesto de Sesimbra donde comenzaron a contar su viaje desde Madrid hacia Lugo, Vigo, Lisboa y Sesimbra. "En cada ciudad", explica el capitán Fernandes, "robaron un coche, vieron el mar por primera vez y escucharon ese tipo de música que ahora gusta a los jóvenes".

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Ninguno de ellos planteó problemas a los oficiales de la GNR. Todos sabían que allí se había acabado su viaje. "Eso si", dice el capitán en un claro español, "estaban muy tranquilos y no tenían ni un duro; nos contaron que el dinero se les había acabado muy pronto y comenzaron a pedir para comer; no tenían planes concretos y no nos dijeron si pensaban regresar a sus casas

Entrega a las autoridades

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El juez luso que se hizo cargo del caso ordenó ayer la entrega de cuatro los menores a las autoridades españolas. Las chicas volvieron así con sus padres, que viajaron hasta la ciudad de Setúbal, la 45 kilómetros de Lisboa, para llevárselas de vuelta a su casa familiar en Carabanchel.El otro menor, Juan Carlos B., fue conducido junto con Manuel García hasta la frontera española de Badajoz, donde la Guardia Civil le entregará al centro de menores de donde había huido. Todos ellos viajaban con lo puesto, muy poca cosa por cierto, según el responsable de la comandancia de Setúbal.

Pasadas las once de la noche en Lisboa (una hora más en España), los padres y otros familiares de las niñas llegaron en cuatro coches a la comandancia de Setúbal. Agradecieron el trato ofrecido a los cuatro jóvenes por las autoridades y la prensa e iniciaron su camino de regreso a España, seguramente tras descansar algunas horas en algún hotel de carretera.

Mari Carmen García, hermana de Estela, reconoció que las dos familias habían pasado unos días de "enorme angustia y preocupación" tras la misteriosa desaparición y dio las gracias a los periodistas que desde la tarde hicieron guardia ante las puertas del cuartel.

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