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Dos Estados piden a Clinton que actúe en la huelga de UPS

Ejecutivos de United Parcel Service (UPS, líder mundial de paquetería urgente) y representantes sindicales siguen en un túnel sin salida. Tras el fracaso de su primer encuentro en la madrugada del miércoles, ayer se volvieron a sentar a la mesa de negociación en Washington para intentar poner remedio a la huelga que está paralizando a la empresa desde el pasado lunes. Pero ninguna de las partes parece dispuesta a ceder en su postura enfrentada respecto a la contratación y las pensiones.Los gobernadores de dos Estados han pedido formalmente a Bill Clinton que intervenga. El presidente se había negado el miércoles a realizar una intervención de este tipo porque la ley se lo impide a menos que exista un peligro directo a la seguridad del país. Sin embargo, ayer el presidente hizo un llamamiento a los negociadores para que hagan todo lo posible por alcanzar un acuerdo. "El presidente considera muy importante que las dos partes hayan reanudado el diálogo y les anima a redoblar esfuerzos para resolver su disputa", dijo el portavoz de Clinton, Mike McCurry.

Los gobernadores de lowa y Virginia habían solicitado ayer la intervención directa de la Casa Blanca al advertir que la huelga impide el reparto de medicamentos y hunde a pequeñas empresas.

Un banco de sangre ha denunciado que tuvo que destruir 90 unidades de plasma para transfusiones debido a que no se garantiza el envío en menos de 24 horas. En algunos Estados, la empresa trataba de obtener órdenes judiciales para mantener la operatividad de sus sucursales.

Por otra parte, UPS declaró en un comunicado que el servicio entre EE UU y Europa se ha visto reducido al 40%. Dos de los tres vuelos trasatlánticos que realiza al día UPS han sido cancelados, pero, al parecer, la actividad dentro del continente, que alcanza los 700.000 envíos diarios, es normal.

UPS realiza 12 millones de envíos diarios en EE UU y puede estar perdiendo entre 35 y 50 millones de dólares al día (entre 5.500 y 8.000 millones de pesetas). Los 185.000 trabajadores sindicados de UPS que han dejado de trabajar exigen el fin de la contratación temporal y mayor control sobre los planes de pensiones de UPS.

La primera ronda de negociaciones desde el inicio de la huelga duró más de 10 horas y acabó después de la medianoche del jueves al viernes en Washington. Ayer por la tarde el presidente del sindicato, Ron Carey, dejó caer una nota de optimismo al afirmar que "ha habido discusión sobre algunos temas importantes y es de esperar que habrá un margen para una solución".

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