El siniestro del 'jumbo' surcoreano, atribuido a un fallo de comunicaciones del aeropuerto de Guam
La Agencia Nacional para la Seguridad en el Transporte de EE UU (NTSB) está examinando en Washington la caja negra con las grabaciones de voz y datos del Boeing 747 surcoreano que se estrelló en la madrugada del miércoles (el martes por la tarde en España) en Guam, pero ya se ha confirmado que un transmisor que se emplea para aterrizajes manuales cuando hay mala visibilidad en el aeropuerto estaba desconectado. En la noche de ayer, las autoridades dieron la cifra oficial de 30 supervivientes, con lo que el saldo de muertos quedaría en 224. El avión volaba a la mitad de su capacidad.
Descartada ya por la Casa Blanca la posibilidad de un atentado terrorista, la NTSB empieza a trabajar ahora con varias hipótesis. La principal se refiere a un transmisor del aeropuerto internacional de Guam que no se pudo utilizar por estar en reparación desde el mes pasado. Este transmisor normalmente informa al piloto sobre la distancia que le separa del suelo, pero la NTSB ha dicho que, aún estando fuera de servicio, existe otro localizador que indica su posición respecto a la pista de aterrizaje.Ambos instrumentos se utilizan en situaciones de malas condiciones meteorológicas o de poca visibilidad, como era el caso en el momento del accidente del vuelo 801. Varios testigos han dicho que el avión estaba en llamas antes de caer durante una fuerte tormenta de lluvia, y anteayer se consideró la idea de que hubiera podido chocar contra algo en su descenso. El piloto tuvo tiempo para hacer una llamada de auxilio por radio antes del impacto.
Caída en la selva
El 747 de la aerolínea surcoreana KAL había salido de Seúl el martes y se disponía a aterrizar en Agaña, la capital del territorio estadounidense de Guam, -isla del Pacífico que perteneció a España hasta 1898-, cuando cayó sobre una zona selvática a las afueras. Los equipos de rescate, que han dado cuenta de 30 supervivientes, han descartado ya la posibilidad de encontrar a más personas vivas entre el fuselaje.El aeropuerto de la isla de Guam (incluyendo su torre de control) funciona en régimen de contrata y la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos no lo controla directamente puesto que su tráfico es muy limitado. Ayer se estudiaba también si este factor puede haber sido negativo en la seguridad. Se trata de la única torre de control bajo contrata que dirige aviones 747 en Estados Unidos, y además KAL no opera regularmente ese modelo en esta ruta, que suele estar cubierta por un avión más pequeño.
El presidente de la NTSB, Jim Hall, advertía desde el primer momento que por ahora todo son especulaciones respecto a la causa del desastre, y que los resultados del análisis de la caja negra se harán esperar al menos varias semanas. El último accidente grave de un 747 ocurrió hace más de un año en la costa de Nueva York y todavía no hay una explicación satisfactoria.
En Guam, la operación de rescate encabezada por militares estadounidenses de la base cercana de las islas Marianas y el gobernador de la isla, Carl Gutiérrez, se transformó oficialmente en una operación de recuperación de cadáveres 17 horas después de la caída del avión en la madrugada del miércoles: 30 personas han sobrevivido, algunas de ellas, saliendo por su propio pie del fuselaje. Se han encontrado 69 cadáveres, y otros 155 están esparcidos por la zona del impacto, una densa selva en la ladera de una montaña.
El avión volaba a la mitad de su capacidad -231 pasajeros y 23 miembros de la tripulación-, y la mayoría de sus ocupantes eran turistas de Corea del Sur y personas que iban a celebrar su luna de miel. Al menos había 13 estadounidenses. Se cree que la mayoría de los supervivientes estaban sentados en la parte delantera del aparato, que sufrió escasos daños. Los cuerpos de los pilotos no han sido encontrados.
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