_
_
_
_
Reportaje:

'Ley seca' en los encierros

Soto del Real suprime "el toro del aguardiente" y deja de dar sangría antes de las carreras

Los encierros de Soto del Real (5.000 habitantes) se celebran este año bajo la ley seca. Ni una sola gota de alcohol corrió ayer entre la suelta de reses y la posterior capea. Con el reglamento taurino impuesto por el Gobierno regional se ha acabado el denominado toro del aguardiente y el reparto gratuito de sangría antes de los encierros.Mozos, espectadores y políticos dieron ayer la bienvenida a la estrenada norma sin ninguna objeción. La tradición del pueblo, que se mantuvo hasta la temporada pasada, establecía una mezcla de alcohol y riesgo. En medio del encierro se instalaba un chiringuito para repartir anís a los más atrevidos. Cuenta Claudio Alves, de la peña Escalada, que la costumbre no era tan mala: "A veces, incluso se daba agua en vez de alcohol. Y era un aliciente para la gente que venía a divertirse a la plaza. Ahora hemos aceptado la prohibición, aunque alguno, en principio, se molestó".

El primer teniente de alcalde de Soto, Jesús Antonio Palomino (del PP), asegura que nunca ha habido empeño por mantener el toro del aguardiente. "Se acabó con ello porque así lo impuso el nuevo reglamento. Ahora, nuestro esfuerzo se debe centrar en hacer el espectáculo más seguro para mozos y animales", indica Palomino.

Francisco Molinero, edil de IU, está a favor de la nueva savia: "Nosotros hemos sido los primeros en adaptarnos a los nuevos tiempos, y aquí la gente ha sabido entenderlo".

Sin embargo, otros vecinos echan de menos el "torito del aguardiente". Fulgencio Fernández, empleado municipal y arenero de la plaza, asegura que antes "todo era más entretenido". "Esto ha sido culpa de algún bruto que siempre se pasa más de la cuenta", explica. "Las cosas han cambiado, pero sin tener en cuenta a la gente que preparaba este tipo de espectáculos", añade. Anselmo, de 81 años, no llega a comprender el cambio generacional: "La gente joven, en mi época, se divertía con el toro del aguardiente. Pero ahora la tradición es emborracharse en lugar de divertirse. Y por eso, antes no te cogía el toro y ahora sí".

Hasta Soto del Real se acercaron ayer decenas de visitantes de otros pueblos. Ninguno buscaba el toro del aguardiente. "Venimos para hacer quiebros, y no para crear problemas", decía Guillermo de Benito, vecino de El Escorial y corredor habitual de encierros. "Soto es un ejemplo a seguir. Todo es fenomenal. Incluso he visto cómo la policía retiraba a algún borracho del recorrido", señalaba.

El encierro de ayer, el segundo de las fiestas, fue pulcro. El único sobresalto ocurrió cuando un toro saltó dos veces al callejón. La cosa no pasó del susto.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_