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Seis años de cárcel para el interventor que estafó a su banco 560 millones

La Audiencia Provincial ha condenado a José María Novillo Montes, interventor apoderado de la sucursal del Banco de las Islas Canarias de la calle de José Abascal, a seis años y un día de prisión mayor por estafar a esta entidad 560 millones de pesetas desde marzo de 1989 a julio de 1990.

La sentencia condena a Novillo a seis años y un día de prisión por los delitos continuados de estafa y falsedad en documento mercantil, así como a indemnizar a Caixabanc (entidad sucesora del Banco de las Islas Canarias) con 560 millones. Asimismo condena a Jesús Westermayer Badiola, único administrador de Domivisión (empresa creada para ingresar las cantidades estafadas por Novillo y que confeccionaba los documentos necesarios para ello), a la pena de un año de prisión y multa de 100.000 pesetas, con 16 días de arresto sustitutorio en caso de impago, por ser cómplice de Novillo.

También ha sido condenada María del Carmen Vargas Suárez, compañera sentimental de Gianfranco Ferri, que también figuraba como acusado, aunque por problemas de salud no fue juzgado. Vargas deberá pasar dos años en la cárcel y pagar una multa de 500.000 pesetas o 16 días de arresto sustitutorio en caso de impago por un delito de receptación. Además deberá indemnizar a Caixabanc con 153 millones de pesetas. Se ha decretado el decomiso de sus joyas, sus vehículos, sus ocho viviendas y sus cuentas corrientes.

Cheques sin fondos

La estafa se perpetró por distintos métodos. Entre marzo y julio de 1989, Novillo se aprovechó de que faltaba el cajero del banco para atender 37 cheques sin fondos de la cuenta de uno de los acusados a los que no se juzga y embolsarle 5,8 millones de pesetas, que cargaba en la cuenta de deudores diversos de la entidad. Justificó estos abonos con los ingresos reales de otros clientes del banco.Entre julio y diciembre de ese mismo año, Novillo se apropió de 238 millones del banco gracias a extracciones en metálico de la caja y pagos a cheques que él mismo había hecho. Para eludir el balance cerrado que la entidad elaboraba a finales de año, el acusado consiguió atrasarlo y ocultar lo defraudado con el ingreso de cinco cheques sin fondos ingresados por el acusado Cirilo Vilda, ya fallecido. Además, la empresa de este último extendió varios recibos que no correspondían a ninguna operación real a nombre de Domivisión. Por último, entre enero y julio de 1990, utilizando prácticas similares, Novillo estafó 314 millones de pesetas.

El 27 de julio, Novillo confesó todo lo que había hecho, y se procedió a abrir la caja de seguridad que tenía en el banco; en ella había documentación sobre las operaciones realizadas por Domivisión y sobre supuestos negocios inmobiliarios de Novillo, así como dinero en metálico y joyas.

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