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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Fujimorada'

EL CADA vez más visible poderío de la cúpula militar y del círculo de asesores que rodean al presidente Alberto Fujimori preocupa crecientemente a los peruanos, que se preguntan: ¿quién manda de verdad en Perú? El pasado lunes, el jefe del Estado desperdició una gran oportunidad de tranquilizar a unos conciudadanos que esperaban con expectación el discurso del Día de la Independencia. Fujimori insistió tanto en que mandaba él que logró que no se le creyera.La contradicción que vive Perú entre una economía en franca recuperación y una confusa situación política en la que la libertad y la democracia están en retroceso ha quedado patente estos días. Fujimori, en su tono populista, anunció una serie de medidas económicas balsámicas para la población, pero apenas hizo referencia a la crisis institucional, que en los últimos días ya ha provocado la dimisión de cinco ministros: ni una palabra de los escándalos de corrupción, torturas, escuchas ilegales a periodistas y políticos en los que se ha visto envuelto el Gobierno. Nada tampoco sobre la anulación de la nacionalidad peruana a Baruch Ivcher, ciudadano de origen israelí y accionista mayoritario de Frecuencia Latina-Canal 2 de televisión, que denunció el espionaje de los servicios de información.

Por mucho que el presidente expresara en tono solemne su compromiso con la libertad de expresión y subrayara "la conducción civil muy clara del presidente y su equipo ministerial" y la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder civil, no convenció. El autogolpe de 1993 reportó a Fujimori una gran popularidad, que acrecentó con sus éxitos en la lucha contra el terrorismo y la hiperinflación. El respaldo ciudadano ha bajado hoy dramáticamente. Los peruanos -incluidos empresarios que hasta ahora apoyaban al régimen- parecen cansados de su autoritarismo.

Ante el debilitamiento del Estado de derecho en Perú, está quedando de manifiesto el creciente poder de los dos personajes más próximos a Fujimori: el general Nicolás Hermoza, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Annadas, y el siniestro Vladimiro Montesinos, el asesor principal que conoce todos los entresijos del poder, controla el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) -sacando beneficios de ello- y cuenta con inmejorables relaciones con la CIA.

Muchos peruanos señalan a Hermoza y Montesinos como los principales factores de la crisis política que vive el país y reclaman su destitución. Pero el presidente ha preferido no dar este paso. O tal vez no ha podido. Las denuncias de manipulación sobre su acta de nacimiento -¿en Japón o en Perú?- no han hecho sino añadir un estrambote a la crisis general del país.

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