Un obrero muere en la operación de carga de un contenedor en horario ilegal

VIENE DE LA PÁGINA 1El vehículo inicio la marcha atrás para aproximarse al contenedor. Durante la maniobra, el camión golpeó y aprisionó a Moracho, quien falleció prácticamente en el acto. "No me he dado cuenta hasta que le he pillado", afirmó el conductor del camión, "sucedió todo tan rápido que ni me enteré; cuando avisé a los compañeros a gritos, ya era demasiado tarde".

Las obras de rehabilitación de la plaza de la Paja, adjudicadas por la Empresa Municipal de la Vivienda, están a cargo de la empresa Portillo. El gerente de esta sociedad, Francisco Portillo, señaló que desconocía la normativa que prohibe la carga y descarga de 9.00 a 21.00. "Con los datos que ahora tengo, no puedo analizar lo ocurrido con detalle. Pero la obra cuenta con todas las licencias y cumple estrictamente la legalidad. De todos modos, ese bando, que desconozco de aplicarse, paralizaría las obras en Madrid", afirmó Portillo. "La maniobra creo que se hizo como es habitual en todas las obras. Cuando se vio que el contenedor estaba lleno, se avisó a la empresa colaboradora que se encarga de su recogida. Es lo normal. Con todo, he de decir que nosotros, a diferencia de otras empresas, siempre tenemos a dos personas vigilando este tipo de maniobras", indicó Portillo. Este periódico trató ayer, sin éxito, de recabar la versión de Conta, SL, la firma contratada por Portillo para recoger los contenedores.

Los compañeros del fallecido confirmaron que la carga y descarga de contenedores se venía realizando, a cualquier hora del día. "Cuando estaba lleno se avisaba al camión, fuese la hora que fuese", dijo un obrero. Esta práctica, pese a la prohibición municipal, está extendida en Madrid. El cadáver permaneció dos horas en el lugar de los hechos. después del accidente. El juez de guardia ordenó su levantamiento a las 13.55. La Policía Municipal, en su atestado, describe lo ocurrido como un accidente de tráfico en el que un "peatón" resultó muerto. La actividad en la plaza quedó paralizada tras el golpe mortal. Los compañeros del fallecido, una docena de hombres, permanecieron el resto del día sentados, con la mirada baja y los ojos empañados. Moracho, vecino de Leganés, tenía 20 años de antigüedad en la empresa. Un vecino depositó un ramo de flores en la esquina donde murió.