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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Arte y cultura

Deseo decirle a Pablo Strubell Fernández -cuya comunicación fue publicada recientemente-que no está solo: por lo menos ya somos dos quienes clamamos públicamente por el periódico y lamentable desafuero que supone que uno de los equipos de fútbol de la capital celebre sus victorias deportivas encaramándose sobre una obra de arte del siglo XVIII, como es la estatua de Cibeles, obra de arte de primerísimo plano artístico y simbólico en el catálogo monumental de Madrid y que como tal supongo protegida y amparada ante cualquier agresión... excepción hecha de la "licencia" políticamente correcta que nuestros nunca bien ponderados munícipes tributan al racial, "tradicional" (que todo lo que tenga unos cuantos años de vida recibe ya este epíteto) y patriotero entusiasmo por las victorias balompédicas de un equipo, que por lo visto tienen prioridad absoluta sobre la tutela de un bien artístico que, entre otras consideraciones, es de todos, ya sean hinchas del Real Madrid, del Atlético o del Barça... o de ningún equipo (fauna rarísima, pero aún no extinguida del todo). Y no para a falta de respeto de nuestros benéficos ediles por todo lo que huela a cultura, a historia, a arte...Tras haber colocado los "pisapapeles" en Legazpi (¿a quién se le ocurre colocar prácticamente a ras del suelo unas estatuas proyectadas para contemplarse en lo alto de un edificio?), después de haber arrasado con furia digna de Atila, nocturnidad, veraneidad y alevosía los vestigios de la Casa del Tesoro a mayor gloria de SM el Coche, han tenido el valor de colocar en la remodelada plaza de Oriente, frente a la puerta del Príncipe, cuatro horripilantes y horterísimas jardineras de obra con sendas coníferas piramidales rodeadas por un lecho de raciales geranios... El efecto de semejante pórtico triunfal ante el palacio de Oriente es, una verdadera alegoría de lo ridículo.Invito a todos los lectores a comprobar in situ lo corto que me quedo en mis apreciaciones. ¿Qué necesidad había, en primer lugar, de poner nada en ese emplazamiento? Precisamente la nueva superficie para peatones permite contemplar en toda su amplitud la fachada este del palacio. Pero el horror vacui de nuestros regidores ha paliado sabiamente la terrible monotonía que supone disponer de un espacio amplio para pasear sin obstáculos en pleno centro de Madrid -pecado digno de reprobación-, contemplando la insignificante fachada del palacio, y con notable tino y acierto nos ha socorrido de semejantes peligros endilgándonos una nueva especie de chirimbolos: los chirimbolos vegetales, un auténtico disfrute para la vista. Dislate sobre dislate, y mañana otro más...-

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