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'Síndrome de rebelión' en la estación 'Mir'

A los astronautas rusos les esperan duros tiempos al regresar a la Tierra

Entre los muchísimos cambios que ha traído la caída del comunismo en Rusia, están los del carácter de la gente, y los astronautas no son una excepción. Lejos están los tiempos en que el Estado podía ordenar cualquier cosa y ésta era cumplida sin chistar.Las rebeliones en el espacio no son cosa nueva. Se producen a veces después de que se han creado grandes tensiones o cuando los astronautas deben afrontar tareas arriesgadas. El fenómeno tiene un nombre científico -síndrome de rebelión-, pero, hasta antes de la desaparición de la URSS, era conocido sólo entre los astronautas estadounidenses, por ejemplo, cuando en 1974 la tripulación del Skylab se tomó por su cuenta un día de descanso y desconectó la conexión por radio con Tierra.

Hoy, algunos psicólogos piensan que Vasili Tsiblíyev, el comandante de la actual tripulación en la estación Mir, ha desarrollado el síndrome de la rebelión, afectado por las dificultades por las que ha tenido que pasar, especialmente por el incendio que estalló a fines de febrero en la estación. Esto explicaría que, inmediatamente después del choque de la nave de carga con el módulo Spektr, el 25 de junio, comenzara a re sistirse a llevar a cabo las reparaciones necesarias. Y también sería la razón de los errores que presuntamente ha cometido.

Desobedecer las órdenes era algo imposible antes para un ruso, que estaba dispuesto a sacrificarlo todo, incluso su vida, con tal de realizar lo que se le pedía. Ello se debía, entre otras cosas, a la fuerte motivación ideológica que tenía toda misión en el espacio. Para los astronautas, allí se libraba también una lucha entre "el imperialismo y el comunismo". Además, volar al espacio significaba convertirse automáticamente en héroe -el Gobierno les daba al volver este título oficial, junto con la máxima condecoración de la URSS-; los astronautas eran educados para héroes, y como tales estaban preparados para afrontar el peligro más grande.

Con la desaparición de la URSS, desapareció también ese fanatismo que les caracterizaba, se esfumó la motivación ideológica y también se fue desvaneciendo la aureola de héroe que rodeaba a los astronautas. Entonces fue cuando perdieron su inmunidad contra el síndrome de la rebelión. El caso más sonado lo protagonizaron en la Mir hace dos años VIadímir Dezhúrov y Guennadi Strekálov, cuando se resistieron a realizar su sexto paseo espacial.

Esta situación era inaudita en tiempos soviéticos y, de ocurrir, las consecuencias de la pequeña rebelión hubieran sido terribles: los "culpables" probablemente hubieran sido expulsados del PCUS, lo que significaba el fin de su carrera, y degradados. Pero no sólo las personas han cambiado, también hoy son otras las reacciones de las autoridades. Así la sanción que tuvieron Dezhúrov y Strekálov fue acorde con los nuevos tiempos: los castigaron pagándoles menos de lo que les correspondía.

A Tsiblíyev le esperan momentos difíciles en la Tierra. Ya se ha anunciado que tanto él como el ingeniero de a bordo, Alexandr Laztukin, serán interrogados al regresar, y si se demuestra que las últimas situaciones de crisis ocurridas en la Mir se debieron a errores suyos, entonces serán sancionados. Como ya advirtió Serguéi Krikaliov, el vicedirector del Centro de Control de Vuelos espaciales rusos, en ese caso "se suprimirá una parte de su remuneración".

Sea cual sea el resultado de los futuros interrogatorios, Tsiblíyev ya no regresa como un héroe; más bien al contrario, millones de rusos probablemente en su fuero interno ya lo han condenado y lo consideran culpable de la crítica situación en que se encuentra la Mir.

Al llegar a la Tierra, Tsiblíyev también tendrá momentos amargos no relacionados con su trabajo. Aquí se enterará de que hace ya cuatro meses que murió su padrastro, a quien, en palabras de su madre, él quería como a un auténtico padre. Valentina, su madre, no ha querido que se lo digan mientras está en órbita. "¿Cómo podía permitir que se lo dijeran cuando se encuentra en el espacio y cuando no todo está saliendo bien allá arriba? La noticia haría que las cosas fueran aún mas duras para Vasili. Se lo diré después de que haya aterrizado y se haya recuperado", dijo recientemente Valentina Tsiblíyeva en una entrevista.

Esta mujer sigue viviendo en Oréjovka, donde hace 43 años nació Vasili Tsiblíyev. Fue en ese pueblo de Crimea -hoy Ucrania- donde, siendo un niño, Vasili comenzó a soñar con ser piloto. "No pensaba en otra cosa. Hacía dibujos de aviones y se imaginaba batallas aéreas en las que siempre vencía a los enemigos", recuerda Valentina. "Lo único que deseo -por por que rezo a Dios- es que Vasili regrese vivo y sano", dice su madre. Ella no duda que Dios escuchará sus oraciones, como tampoco lo duda la hija de Tsiblíyev, que le regaló una liebre de plástico que Vasili se llevó al espacio.

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