Misión cumplida
ALBANIA ESTRENA nuevo presidente y nuevo Gobierno, surgidos de unas elecciones relativamente limpias. Los 7.000 hombres de la fuerza internacional que estos días se marchan de Albania han cumplido su misión. Ha llegado la hora de apoyar al país para que no pierda la estabilidad recuperada y para que progrese política y económicamente.Las elecciones del 29 de junio produjeron la clara victoria de la coalición opositora, encabezada por los socialistas de Fatos Nano, el nuevo primer ministro. Se deshizo así el entuerto de los comicios fraudulentos de mayo de 1996. El tramposo de Sali Berisha, tras la estrepitosa derrota de su Partido Democrático, se ha visto forzado a dimitir de la presidencia de la república, cargo para el que el nuevo Parlamento ha elegido al socialista Rexhep Mejdani. Berisha se despidió como presidente convencido de haber sido víctima de una conjura de los ex comunistas, que aprovecharon la crisis desatada por la quiebra de los fraudulentos sistemas piramidales de ahorro.
Con esta hipoteca levantada, Nanos presentó ayer al nuevo presidente la lista de su Gobierno, integrado por miembros de la coalición vencedora. La primera labor del nuevo equipo gubernamental será restablecer la ley y el orden en su literalidad; reactivar una maltrecha economía, para lo que solicita una ayuda internacional de 500 millones de dólares (75.000 millones de pesetas anuales), y asegurarse una buena relación con sus vecinos, especialmente Serbia, por la existencia en Kosovo de una mayoría étnica albanesa.
El levantamiento del estado de emergencia anunciado el jueves por el Gobierno fue recibido en la capital, Tirana, con una algarabía de disparos que no constituye un buen presagio en un país en el que más de la mitad del territorio escapa al control de la policía regular, en el que dominan las redes de bandolerismo, en el que las armas están al alcance de cualquiera y en el que toda esta violencia provoca muertos a diario.
Pero éste es un asunto que compete al nuevo Gobierno y no a la fuerza internacional de paz, que finalizará su retirada el 12 de agosto. El contigente español, formado por 338 soldados y que tan dignamente ha realizado su cometido, partió el martes del puerto de Durres. La misión de la fuerza internacional ha sido asegurar la llegada de la ayuda humanitaria y colaborar en la seguridad de las elecciones.
La formación de esta fuerza ha puesto de manifiesto, una vez más, la insolidaridad europea. Los países del norte dejaron a los del sur que se las arreglaran solos, pese a que la operación se hacía bajo mandato de la ONU. Afortunadamente, no ha salido mal.
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