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La familia afirma que Hernando se había ido desvinculando de ETA desde hace tres años

Juan Carlos Hernando González, Peli, que fue hallado ahorcado el pasado domingo en su celda de la prisión de Albacete, había roto sus vínculos con ETA, aunque "seguía manteniéndose en sus ideas", según dijo ayer su familia. Condenado a seis años por pasar información a ETA, Hernando fue una pequeña rueda dentro del engranaje terrorista, pero, tras casarse con Aintzane y antes de ser detenido en abril de 1994, se había ido alejando de estas actividades. Pese a eso, HB y su entorno han aprovechado su muerte para volver a arremeter contra la dispersión y la política penitenciaria del Gobierno.

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Hoy, un dolor punzante invade a los padres y hermanos de Juan Carlos Hernando, cuyas fotos y cuyas cajas de madera talladas en la cárcel decoran las paredes y los estantes de su vivienda del barrio de Lamarketa, en Arrigorriaga. Hace menos de dos semanas, los habitantes de este modesto piso se estremecieron ante el secuestro y asesinato del concejal de. Ermua Miguel Ángel Blanco por dos disparos de un comando de ETA.Los familiares de Juan Carlos, que fue encontrado ahorcado el pasado domingo de un tubo de la cisterna existente en su celda, recorrían todos los fines de semana los 1.400 kilómetros -ida y vuelta- que separan Arrigorriaga (Vizcaya) de la prisión de Albacete, donde estaba recluido desde el 17 de julio de 1995.

"Hemos perdido lo mejor que teníamos", susurra la madre, María Dolores, una mujer católica practicante de 64 años, que junto a su marido, Carlos, intenta explicarse lo sucedido. "Hasta hace 15 días él era feliz con nosotros", cuenta el padre, un obrero jubilado, de 67 años, militante del Partido Nacionalista Vasco (PNV).

El 20 de junio pasado, Juan Carlos estuvo jugando en la cárcel con Oroitz, su hijo de cuatro años. "Juan Carlos era el que nos daba moral a nosotros", recuerda su hermano, Iñaki Hernando.

Las cartas que mandó a su familia atestiguan que, al menos aparentemente, era optimista: "Tenemos que pensar que es un camino largo, que hay que andarlo poco a poco para llegar bien al final", escribió el 11 de enero de 1995. Dos años más tarde, el 30 de marzo de 1997, relató: "últimamente le he dado muchas vueltas a la cabeza pensando en el trabajo que pueda hacer cuando salga. Pienso salir de aquí como entré o mejor". El 8 de julio pasado, Juan Carlos obtuvo en prisión un título de electricista, formación que no pudo terminar en libertad.

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"Era un hombre muy sensible", dice su hermano Iñaki, "y se conmocionó con la muerte de Miguel Ángel Blanco". En la última visita, Juan Carlos comentó algo sobre las fuertes presiones que estaba sufriendo por parte de los presos sociales. La familia no tiene más claves para explicarse lo sucedido, aunque su padre dice que "algo tiene que haber pasado allí, porque un enredo así no viene en ocho días".

Ahora, la familia pide a la sociedad un poco de sensibilidad. "Como madre le solicito a los medios de comunicación que dejen de echar tanto veneno, porque si fuera distinto, muchos se reintegrarían", afirma.

"Aquí todos estamos metidos en una dinámica de sangre", recalca Iñaki, "pero la responsabilidad no es sólo de la izquierda abertzale. Hay dos violencias y tenemos que ser conscientes de ello para llegar a una solución que integre a este pueblo". María Dolores, la madre, recuerda: "Nosotros le decíamos: 'Hijo, cuidate', y él nos respondía: 'Cuidaos vosotros".

La familia Hernando difundió el pasado lunes una nota en la que descartaba que Juan Carlos "se haya suicidado por propia iniciativa" y recordaba "sus decididos, deseos de vivir, ante su esperada próxima, excarcelación". En uno de los párrafos del comunicado, los familiares aseguraban: "Nuestro ánimo no es de revancha, ni pretendemos alentar más odio en este pueblo; simplemente pedimos el reconocimiento del sufrimiento de todas las víctimas (de un lado y de otro) y solicitamos de una vez por todas un trato ecuánime y de igualdad".

Las primeras investigaciones judiciales han determinado que el cadáver de Hernando no presentaba señales de agresión y que todo apunta al suicidio. No obstante, el Instituto Nacional de Toxicología realizará un estudio complementario tras recibir ayer unas muestras de las vísceras.

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