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Blair recibe hoy al principal líder unionista norirlandés para pedirle que siga negociando

Sin euforia ni celebraciones esta vez, el alto el fuego anunciado el sábado por el Ejército Republicano Irlandés Provisional entró en vigor a mediodía de ayer en el Reino Unido. El silencio de los fusiles abre nuevas expectativas de paz en Irlanda del Norte, pero la larga sombra del fracaso de la tregua de 1994 oscureció ayer el ánimo de los norirlandeses. El escepticismo de los partidos unionistas y las sospechas de que el alto el fuego sea sólo una táctica del IRA se elevan ahora como la principal barrera a salvar para que el proceso negociador sobre el futuro del Ulster entre en su fase definitiva. El primer ministro británico, Tony Blair, pidió a los partidos protestantes que no abandonen "el tren del acuerdo".

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El precio de la paz es caro, pero no tanto como el de la violencia. Horas antes de que el alto el fuego de los provisionales entrara en vigor, dos ataques sectarios en sendos barrios de Belfast dejaron un balance de dos heridos. Uno de ellos, un adolescente católico que recibió varios tiros en las piernas. El otro un hombre de 25 años, que fue golpeado con bates de béisbol por un grupo de encapuchados. Son las escenas cotidianas en un territorio que ayer volvió a respirar un aire cargado de esperanza pese a las muchas interrogantes y dudas.El mayor obstáculo para que Irlanda del Norte progrese hacia un arreglo político pacífico es el que representan ahora los políticos unionistas que ven la tregua del IRA como insincera y fruto de la "capitulación" total del Gobierno laborista británico. A título de ejemplo de esta creciente desconfianza hay que señalar que un periódico protestante del Ulster declaraba ayer en grandes titulares que el IRA sólo prevé mantener la tregua durante cuatro meses.

No es probable que el primer ministro, Tony Blair, se enfrente con una postura más flexible cuando reciba hoy en Downing Street al unionista David Trimble, líder del principal partido de 'Irlanda del Norte, -PUU- en vísperas de un voto crucial el miércoles sobre el documento sobre desarme de los grupos paramilitares. Trimble, que ha hecho pocas declaraciones sobre el alto el fuego del IRA, rechazó de forma tajante la pasada semana el texto consensuado entre Londres y Dublín, por considerar que no menciona claramente el calendario al que tendrá que ajustarse el decomiso de las armas del IRA. El primer ministro está dispuesto a asegurarle que una comisión independiente, posiblemente presidida por el general canadiense John de Chastelain -miembro de la comisión que preside el ex senador estadounidense George Mitchellse ocupará de supervisar la entrega de armas desde el mismo día -el 15 de septiembre- en el que comience el díalogo político sobre el futuro de Irlanda del Norte.

Blair hizo el sábado por la noche un nuevo llamamiento a los partidos unionistas para que no 11 abandonen el tren de la paz" y sigan en la mesa negociadora a la que se sumarán en septiembre los representantes del Sinn Fein. La misma petición fue repetida ayer por David Ervine, portavoz de uno de los pequeños grupos unionistas que representan a los paramilitares pro británicos, de la Fuerza de Voluntarios del Ulster.

También John Hume, uno de los arquitectos del alto el fuego de 1994 y de la restauración de la actual tregua, líder del PSDL, el grupo nacionalista católico más importante de Irlanda del Norte, pidió a los unionistas que se "sienten en la mesa a negociar un futuro de respeto para todos".

Martin McGuinness, jefe de la delegación negociadora del Sinn Fein, el hombre que según algunas fuentes representa al IRA más directamente, hizo un llamamiento similar. Representantes del Sinn Fein acudirán hoy a las dependencias gubernamenales del castillo de Stormont en Belfast, donde se desarrollan desde junio del año pasado las negociaciones de paz, pero no con la intención de incorporarse a ellas. El partido republicano tendrá que esperar seis semanas antes de ser admitido en unas conversaciones que pueden conducir a un arreglo pacífico, estable y justo entre las dos comunidades. de Irlanda del Norte para compartir un territorio en paz.

Todos los analistas políticos reconocían ayer la difícil posición en la que se encuentra el líder del PUU, David Trimble. Por un lado están los unio nistas radicales, como el reverendo Ian Paisley, que le instan a que abandone la mesa negociadora. Del otro, la responsabilidad histórica que representa para el máximo líder de la comunidad protestante abandonar esa mesa en la que se le ofrece al Ulster la mejor oportunidad de paz de los últimos 28 años.

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