Sonrojo
El tono y el fondo del artículo de Francisco Rico La trágica mojiganga (EL PAÍS, 14 de julio) es un ejercicio disparatado que provoca, en el mejor de los casos, sonrojo. El artículo (o mejor, panfletillo) refleja:1. Desconocimiento profundo de la dinámica terrorista que ha desarrollado ETA desde su fundación y, muy especialmente, desde el advenimiento de la democracia; es decir, la reivindicación de cualquier causa, no por sí misma, sino como instrumento para perpetuar su estrategia criminal.
2. Probables deseos de incurrir en la boutade, con una crítica permanente a la actitud de los partidos políticos que millones de vascos y españoles han respaldado estos días. La imputación de vileza electoral a Gobierno y oposición por promover las manifestaciones y otros actos análagos califica más bien a quien lanza el reproche. También acusa a los mismos Gobierno y oposición de miseria chulesca. Obviamente discrepo, y más bien detecto lo chulesco en el tono histriónico de esta pieza pseudointelectual.
3. Falta de reflexión: el propio articulista y (¡Dios mío!) académico reconoce haber dictado varios párrafos mientras conducía. ¡Qué listo! ¡Qué facilidad de expresión! Y también ¡que irresponsabilidad propagar opiniones ligeras cuando la unidad de acción y de expresión frente a ETA y HB es más acuciante que nunca!
4. Falta de sensibilidad ante los millones de españoles que se han pronunciado apasionadamente estos días, no promovidos por el Gobierno o los partidos, como sugiere Rico, sino con la espontaneidad más propia del Max Estrella a quien este escritor nos pretende recordar que conoce.
La mención al asesinato del ingeniero de la central de Lemóniz, José María Ryan, aparte de un mal gusto evidente, no hace sino ahondar el despliegue de ignorancia que rezuma el artículo.
¿Pretende demostrar que si la central se hubiera paralizado antes ETA no habría atentado sistemática y brutalmente contra los intereses económicos del capital privado en el País Vasco? ¿Acaso Javier Ybarra y Bergé, por decir el primer nombre que me viene a la cabeza, era también un impulsor de la central de Lemóniz?
Todo queda dicho cuando se afirma que las únicas ética y política respetables son las del raterillo o del honrado recluso. Me pregunto si la ética y la política que guiaron la vida de Miguel Angel Blanco merecían el respeto de Francisco Rico.-
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