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El dólar se revaloriza con firmeza y se sitúa por encima de las 150 pesetas

La perspectiva de que la unión monetaria europea sea débil, la todavía incierta situación de la economía alemana y los mayores tipos de interés que ofrecen los títulos y depósitos emitidos en dólares o en libras están provocando una huida masiva del ahorro hacia las dos monedas anglosajonas. El dólar se apreció ayer hasta las 150,80 pesetas, la cotización más alta desde febrero de 1986. La libra esterlina aumentó su valor 1,50 pesetas hasta 254,50, un valor nunca registrado antes.

El convencimiento de los mercados financieros de que el curo nacerá con la participación de casi todos los países de la Unión Europea está provocando un movimiento de trasvase de fondos hacia el área del dólar.Las divisas europeas cayeron ayer con fuerza ante la moneda norteamericana, que en algunos momentos llegó a cotizarse por encima de las 151 pesetas. Se apreció hasta los 1,7960 marcos, el valor más alto desde agosto de 1991. Al mismo tiempo, la divisa alemana perdía terreno incluso frente a la peseta, con la que se cruzaba a 84,22.

Al margen de los movimientos de los inversores en el mercado de divisas, siempre buscando un beneficio inmediato, los operadores de ese mercado consideran importante la tendencia de fondo de los tipos de interés.

Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, cuyos tipos de interés son ya más altos que en la mayoría de los países de la UE, la pujanza del consumo privado y sus posibles efectos en la inflación están siendo vigilados de cerca por las respectivas autoridades monetarias. En ambas economías, cualquier posible revisión del precio del dinero se plantea al alza, mientras que en Europa, donde el crecimiento es aún irregular, se produce la situación inversa.

Aun así, la debilidad de las divisas europeas ahora, y previsiblemente del curo después, sitúan a éstas en una posición de ventaja comparativa en las relaciones comerciales, ya que las economías europeas necesitan crecer a base de exportaciones ante la debilidad que muestra el consumo interno en la gran mayoría de ellas.

La necesidad de estimular la economía alemana con un marco más débil, que beneficie al importante sector exportador de la primera potencia europea, es uno de los factores que está te niendo en cuenta el mercado a la hora de presionar a la baja la moneda alemana.

Esta presión se está ejerciendo a pesar de la advertencia lanzada la semana pasada por el presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, quien afirmó que la corrección al alza del dólar con el marco había llegado a su fin. Pero la intervención verbal de Tietmeyer apenas sirvió para que el dólar y la libra hicieran un alto en el camino en su imparable carrera alcista.

Queda por ver si esta preocupación se materializa en una intervención concertada de los bancos centrales de los países del Grupo de los Siete (G-7), sobre todo de los de Estados Unidos y Alemania. A las autoridades estadounidenses les preocupan los efectos sobre su balanza comercial de la fortaleza del dólar, al penetrar más facilmente las importaciones mientras su industria exportadora pierde competitividad. En el caso alemán, la preocupación del Bundesbank es el impacto en la inflación del encarecimiento de los productos importados.

El dólar se ha apreciado un 16% frente a la mayoría de las monedas europeas desde principios de año y más de un 50% desde finales de 1992.

Entre las subidas generalizadas de las bolsas europeas destacó la de Francfort, que ganó un 2,06% por el optimismo de la industria exportadora. Londres avanzó un 1,20% y el índice general de Madrid un 0,79%. Wall Street, después de fuertes altibajos, cerró en 7.922,98 puntos, con un avance de 1,16 (0,01%).

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