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Familias de los españoles muertos al caer un avión en Cuba viajan a la isla

Las autoridades cubanas aún no han podido determinar cuál fue la causa de la caída del avión AN-26 de la compañía Cubana de Aviación que se hundió en el mar el viernes por la noche, tan sólo tres minutos después de despegar. Según la versión más probable, dada por un piloto de Cubana, el AN-26, de tecnología rusa en el que viajaban 39 pasajeros y cinco tripulantes desde Santiago de Cuba a La Habana, pudo perder en el momento del despegue la fuerza de uno de sus dos motores de hélice, lo que precipitó su caída. Algunos familiares viajarán hoy a La Habana en busca de sus muertos.

Las autoridades de Aeronáutica Civil de Cuba informaron de que ya han recuperado la caja negra y 21 de los 44 cadáveres, entre ellos el del español Juan Álvarez. En el accidente murieron seis turistas españoles y dos brasileños.Los seis españoles eran catalanes y todos ellos tenían relación directa con la población de Molins de Rei, una localidad situada al pie de la autopista A-2, junto al río Llobregat y a 15 kilómetros al sur de Barcelona. Cuatro de ellos vivían en Molins de Re¡ y dos vivían en Barcelona, pero trabajaban en la citada población.

Josep María Beltrán Pallarés, de 35 años, y Pedro Rodríguez Palacín, de 37, eran dos amigos que habían ido juntos de vacaciones a Cuba. Ambos solteros, eran muy populares y conocidos en la localidad, ya que trabajaban de carteros. La noticia de la muerte de los dos funcionarios de Correos ha conmocionado a la población. Los otros vecinos de Molins de Rei fallecidos en el trágico accidente son María Rosa Coll, de 42 años, y su esposo, Juan Alvarez Fuentes, de 48.

Los otros dos catalanes fallecidos en las cercanías de Santiago de Cuba son el matrimonio formado por el pediatra Francesc Garrigós Pi y Carme Padilla Campos, vecinos de Barcelona. El pediatra y su esposa tenían una consulta médica en un conocido dispensario de Molins de Rei.

Soltero y huérfano

Josep Beltrán vivía en un ático de la calle Anselm Clave, era soltero y huérfano, y no se le conoce familia cercana, por lo que el Ayuntamiento de Molins de Rei estudia hacerse cargo de la repatriación de sus restos mortales cuando éstos aparezcan. Por su parte, Pedro Miguel Rodríguez, que residía en el barrio del Canal, tiene una hermana que vive en Rubí, y sus padres residen en Barcelona.El cónsul español en La Habana, Eduardo Cerro, viajó el sábado a Santiago de Cuba, donde se le informó de que la torre de control no llegó a establecer ninguna comunicación con la cabina del AN-26 desde el momento del despegue hasta que se produjo el accidente. "El Instituto de Aeronáutica Civil parece haber descartado totalmente la teoría de un sabotaje", dijo Cerro, tras sostener diversos contactos con las autoridades durante el fin de semana.

El cadáver de Juan Álvarez fue trasladado el sábado a La Habana, y hoy se espera que lleguen sus familiares a la isla. La familia de Pedro Rodríguez también iba a desplazarse a La Ha bana, a pesar de que las autoridades han advertido que la zona en la que cayó el avión, justo en cima de la fosa de Batle, de más de 2.000 metros de profundidad, hace casi imposible que se puedan rescatar más cadáveres. Sin embargo, las tareas de rescate proseguian ayer.

Al parecer, al producirse el impacto del avión con la superficie del agua, se abríó un boquete en el AN-26, lo que provocó que saliesen a flote algunos cuerpos y restos del avión, sobre todo de su tapicería. El Instituto de Aeronáutica Civil creó una comisión para investigar las causas del accidente, y afirmó en un comunicado que, a pesar de que "existe la convicción de que no hay supervivientes", se continúa patrullando el área con helicópteros y lanchas guardafronteras.

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