Miles de jóvenes vascos toman las calles para gritar contra ETA y Herri Batasuna
El pueblo vasco volvió ayer a responder de forma unánime ante quienes quieren tenerlo amordazado. Tras acudir de forma masiva a las concentraciones convocadas por la Mesa de Ajuria Enea en las tres capitales vascas, muchos de los asistentes decidieron dar un paso más y recuperar la calle, que, hasta ahora, parecía patrimonio exclusivo de los violentos. Miles de jóvenes marcharon hacia las sedes y los locales de Herri Batasuna de Bilbao y San Sebastián para gritar su indignación, para mostrar que, tal y como se expresaba en el comunicado de la Mesa leído ayer por la mañana, "ETA está hoy más sola que nunca, más acorralada que nunca".
Tras la concentración de la tarde en la plaza Moyúa miles de manifestantes emprendieron la marcha hacia las sedes y bares de HB, que estaban vacías y cerradas a cal y canto. Entre gritos de "Asesinos" una lluvia de piedras cayó sobre la fachada de la sede de la coalición en la calle Astarloa. El alcalde de Bilbao, Josu Ortuondo, tuvo que intervenir para impedir que la de la calle Ronda fuera incendiada. Hubo altercados aislados con simpatizantes de ETA que insultaron a los manifestantes.Los jóvenes se dirigieron entonces al barrio de Santutxu, que estos días está en fiestas. Agentes de la Ertzaintza tuvieron que proteger la herriko taberna mientras los manifestantes gritaban "¡Mañana os matan, no les protejáis!". En su camino, los jóvenes arrancaron las fotos de presos y carteles de HB que encontraban a su paso al grito de "¡ETA kanpora!" (ETA fuera). Bajo el balcón del dirigente de HB Tasio Erkizia, residente en el barrio, los gritos subieron de tono: "Tasio, cabrón, irás al paredón". Entre aplausos, los jóvenes recordaban al edil asesinado: Buenas noches, soy Miguel".En el centro, un grupo pacifista intentó guardar cinco minutos de silencio pero fue imposible. Aquí la proclama fue "¡el silencio no es bastante!". En el fragor de los insultos alguien proponía un boicoteo a las tiendas y bares de HB y algún simpatizante de ETA, al ser reconocido, tuvo que salir por piernas. Los congregados se disolvieron pasada la una de la madrugada.
En San Sebastián, miles de personas que se habían concentrado en la Plaza de Guipúzcoa para mostrar su repulsa por el asesinato de Miguel Angel Blanco, se dirigieron finalizada ésta a la sede de HB en la calle Urbieta entre gritos de "A la cárcel, la Mesa Nacional", "Floren Aoiz, asesino", , "No son abertzales, son terroristas" y "Ahora la calle es del pueblo".Al llegar a la sede de HB algunos de los manifestantes increparon a dos mujeres, simpatizantes de, esa formación política, que les habían provocado con un corte de mangas. Una de ellas fue agredida y desalojada por una ambulancia de la Cruz Roja.En el forcejeo con los manifestantes que intentaban acceder a la sede de HB uno de los agentes de la Ertzaintza se dislocó un hombro y tuvo que ser evacuado. En ese momento uno de lo ertzainas que formaban el cordón policial se arrancó el casco y la capucha que le cubría el rostro. Su gesto fue imitado por los demás y los manifestantes prorrumpieron en aplausos y vivas a la policía autónoma y algunos abrazaron a los agentes.De la calle Urbieta los manifestantes marcharon hacia el casco viejo donostiarra, donde hay otra herriko taberna. Los agentes cortaban el paso a la estrecha calle, pero tras gritos de "Hemos perdido el miedo a HB", permitieron y custodiaron el paso de los manifestantes frente al local. Las personas que lo ocupaban bajaron las persianas. Hacia las 23.00, los jóvenes se disolvieron.Antes, por la tarde, decenas de miles de personas habían recordado a Miguel Ángel Blanco en Vitoria, San Sebastián y Bilbao. A partir de las 19.30, una marea de ciudadanos empezó a llenar la Plaza de Guipúzcoa, en San Sebastián; Moyúa, en Bilbao, donde un enorme crepón negro presidía la fachada de la sede vizcaína del PP, y la Plaza del Castillo, en Vitoria.Fue la segunda parte de la impresionante marcha en defensa de la vida del concejal Blanco que la víspera colapsó Bilbao. Los reunidos no descansaron. Algunos retaron a la organización terrorista: "Aquí estamos, nosotros no matamos".
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