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Entrevista:

"Cuando cambia el cocinero, la comida sabe diferente"

Ayer, entrada la madrugada, a Gemma Nierga le vino a la memoria una antigua canción de Joan Manuel Serrat. "No esperes que las cosas se acaben para desearlas más que nunca", escribió el del Poble Sec, y a la periodista gerundense, tras despedir su último Hablar por hablar, se le antojó que esa letra trataba de ella y de su programa. Atrás quedaban siete años de trabajo, de vida -tenía sólo 24 años cuando empezó-, de complicidades... El futuro: un reto llamado La ventana, la revista de la SER que Nierga dirigirá y presentará después del verano. La nueva protagonista de las tardes de la cadena líder no aventura demasiados cambios en el espacio. Los justos que impriman su estilo y el relevo de colaboradores. Eso no significa que los oyentes no vayan a notar su presencia. La notarán y mucho. "Cuando cambia el cocinero", compata convencida, "la comida sabe diferente".Pregunta. Hace pocos meses en una entrevista con EL PAÍS dijo tener la sensación de estar acabando un ciclo profesional con Hablar por hablar y aseguró que se consideraba preparada para nuevos proyectos. Ahí está La ventana.

Respuesta. Es verdad. Pero, yo no esperaba tanto. Nunca hubiera podido soñar que me propusieran hacer La ventana. Cuando lo hicieron no podía creerlo. Eso es como el doble de lo que yo deseaba. De modo que estoy el doble de satisfecha y también tengo el doble de miedo.

P. ¿Le apena dejar Hablar por hablar?

R. Sí, mucho. No me he dado cuenta hasta ahora de lo mucho que lo quiero. Me pasa lo de aquella canción de Serrat que dice 'No esperes que las cosas se acaben para desearlas más que nunca...' Es justamente eso.

P. Javier Sardá le ha dejado el listón muy alto.

R. Ya lo creo. Es mucha responsabilidad. Pero no la rehuyo. Sé que tendré que trabajar mucho y me apetece hacerlo. Para que las cosas salgan bien aportaré todo lo que he aprendido en estos años de radio.

P. Pero Hablar por hablar y La ventana son programas muy distintos.

R. Sí, claro, el registro de Hablar por hablar es limitado y en La ventana deberé trabajar con registros muy amplios, y me tendré que preparar bien. Al principio, Hablar por hablar tenía muy pocas llamadas, fue creciendo y, al final, tuvo éxito. Soy realista y conozco mis limitaciones. Con La ventana, sé que habré de esmerarme e ir aprendiendo día a día. Sin duda, ésta es la tarea más difícil de mi carrera hasta ahora.

P. ¿Cómo será La Ventana de Gemma Nierga?

R. Durante lo que queda de mes me dedicaré a fondo a darle forma y a buscar colaboradores. Luego me iré tres semanas de vacaciones, las necesito, y la última semana de agosto acabaremos de perfilarlo todo. La verdad es que no aspiro a inventar nada. De hecho, la cadena tampoco tiene interés en que haya grandes cambios; quiere apostar por la continuidad, empezando por el nombre del programa, que seguirá siendo el mismo. Ahora bien, yo soy de la opinión de que cuando en la cocina cambia el cocinero, la comida sabe diferente.

P. Si van a cambiar pocas cosas, ¿habrá también humor en su programa?

R. Me gustaría. Aunque como yo no tengo la facilidad de Sardá para ironizar con la ayuda del señor Casamajor, tendré que buscar a alguien que me haga reír a mí. De modo que, puesto que la risa se me da bien, espero contagiar a los oyentes. El error por mi parte sería fingir algo para lo que no estoy hecha.

P. En los últimos años no se ha dedicado periodísticamente a la información. Ahora tendrá que hacerlo. ¿Le preocupa?

R. Sinceramente me infunde muchísimo respeto, pero no me da miedo porque tengo el respaldo de todos los compañeros de los servicios informativos de la cadena SER, con los que mantengo una relación excelente. Con su ayuda y mi empeño, estoy convencida de que saldré airosa.

P. ¿Podrán seguir participando los oyentes en La Ventana?

R. No sólo eso. Quiero dar mucha importancia a los oyentes. No puedo abandonarlos: Al fin y al cabo, he hecho mi aprendízaje como periodista radiofónica con ellos. Disfruto oyéndolos. Me gusta que intervengan. Además, me encantaría sacar el programa del estudio de Radio Barcelona y recorrer las ciudades de España, como ha hecho a menudo Sardá, porque el contacto con las personas me entusiasma. Me ayudan muchísimo sus reacciones.

P. ¿Tiene intención de compaginar su trabajo en La Ventana con otras colaboraciones, televisivas, por ejemplo?

R. No, en absoluto. Estoy segura de que el programa me absorberá de tal manera que sólo me podré dedicar a él. Por otra parte, personalmente me apetece mucho volver a tener tiempo para mí y la gente que quiero; un horario normal; acostarme a la misma hora que la mayoría de la gente, y también volver a Barcelona. Aunque eso no quita que este último ano profesionalmente haya sido para mí muy enriquecedor, el más enriquecedor. Hablando con Gemma, de Telemadrid, es una de las experiencias más satisfactorias de mi carrera.

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