"No hay ningún país que se haya reinventado a si mismo como España
Richard N. Gardner, de 70 años, voló ayer hacia EE UU. Ha dejado detrás la embajada de su país en España, que ha dirigido durante los últimos,cuatro años. Gardner volverá a su querida Columbia University de Nueva York. Abandona, de momento, la diplomacia. Su estrecha amistad con el vicepresidente Al Gore le augura un futuro fuera de las aulas. Como embajador en España, no pudo tener mejor despedida que la cumbre de la OTAN en Madrid. Esta entrevista se efectuó el día antes de que el embajador abandonara España.Pregunta. A punto de abandonar nuestro país, ¿cómo evalúa la situación española como nación y a sus líderes políticos?
Respuesta. No conozco ningún país que se haya reinventado a sí mismo en la última generación con el éxito que ha tenido España. En estos cuatro años he quedado impresionado al ver la culminación del proceso vivido por España, hasta convertirse en un actor principal en los asuntos internacionales. España es hoy un aliado y un socio muy, importante de Estados Unidos. Hay pocas naciones que tengan la importancia de España para EE UU. Hay numerosas áreas clave de interés común: la OTAN, la Unión Europea, nuestra preocupación por el Magreb y Oriente Próximo, y, por supuesto, América Latina, incluida Cuba. Actualmente estamos en consulta casi permanente.
En cuanto a los líderes españoles, quiero ser objetivo y tengo que decir que tengo, una gran opinión de dos presidentes de Gobierno que ha tenido España: Felipe González y José María Aznar. Ambos gozan de una gran estima en Washington. Nunca olvidaremos la contribución histórica de Felipe González y Javier Solana a la nueva agenda transatlántica, que nunca se habría producido sin España y que se firmó aquí, en 1995, por González, el presidente Clinton y Jacques Santer. Supuso un avance en las relaciones entre EE UU y la Unión Europea.
P. Usted ha mencionado Cuba ¿qué opinión le merece la nueva política del Gobierno español en relación a la isla?
R. Quiero dejar bien claro, de entrada, porque no siempre ha sido bien entendido, que el cambio de la política exterior española en relación con Cuba se ha producido exclusivamente por iniciativa del presidente Aznar y no por ningún tipo de presión de Estados Unidos. Aunque aprobamos el cambio, no hemos intervenido en ningún sentido. Debo decirle que el presidente Aznar ha aprovechado cada ocasión para expresar al presidente Clinton y al vicepresidente Gore su total oposición a la ley HelinsBurton. Nosotros entendemos la posición española, el mensaje ha sido recibido.
P. ¿Cuál es, en su opinión, la asignatura pendiente de España?
R. Creo que los españoles adolecen de un excesivo sentido autocrítico, que pone en duda, sus capacidades. Les cuesta mucho reconocer lo que han conseguido. Dejen a un lado la duda permanente y pongan más énfasis en los aspectos positivos.
P. Después de varios años de Administración republicana ha sido un demócrata, el presidente Clinton, a quien le ha tocado vivir el fin de la guerra fría y el nuevo papel de EE UU como única superpotencia.
R. Tenemos una oportunidad histórica, todos, de crear un nuevo orden mundial más justo. Estados Unidos y Europa son los actores esenciales. No estoy despreciando la importancia de Japón, Asia o América Latina, pero nada positivo ocurrirá si Estados Unidos y los países europeos no trabajan al unísono. Somos el centro vital de la democracia en el mundo, el centro vital de la tecnología. Hemos hecho grandes avances en la reciente cumbre de Madrid para construir una nueva OTAN. Dentro de la Alianza, hemos creado una nueva identidad europea de seguridad en la que, por primera vez, la UE será capaz de actuar sin EE UU.
P. ¿No cree usted que este nuevo orden internacional muestra la debilidad de Europa? Bosnia ha sido el más claro ejemplo.
R. Es cierto. Sin Estados Unidos no habríamos conseguido los acuerdos de Dayton ni el fin de la guerra. Pero tengo que ser autocrítico y debo reconocer que nosotros cometimos también muchos errores. Nadie tiene el derecho de colgarse ninguna medalla. Uno de los mayores errores fue enviar a la zona fuerzas de paz de la ONU cuando no había ninguna paz que preservar.
P. ¿Qué piensa usted de las opiniones que consideran que no tiene sentido el mantenimiento de la OTAN porque han desaparecido las razones que impulsaron su creación?
R. Me encanta esta pregunta. Hace varios meses celebré un almuerzo aquí en la embajada con Julio Anguita. Él expresó esta opinión: no necesitamos la OTAN. Le contesté: señor Anguita, ¿cómo habríamos puesto fin a la guerra de Yugoslavia sin la OTAN? Es la única estructura militar integrada que permite mantener la paz. No tuvo respuesta. El problema es que hay gente que todavía mira a la OTAN con ojos de la guerra fría.
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