La investigación sobre financiación ilegal en EE UU apunta a la Casa Blanca
La investigación del Senado de EE UU sobre la financiación de las últimas elecciones norteamericanas apunta directamente a la responsabilidad del presidente Bill Clinton en la contratación de la persona que tejió la red de financional asiática al Partido Demócrata. En unas sesiones iniciadas esta semana por la Cámara Alta, el director financiero del Comité Nacional Demócrata (DNC, en sus siglas inglesas), Richard Sullivan, reconoció que John Huang fue reclutado como recaudador del DNC. por recomendación directa de Clinton, y que su contratación se concretó con dos llamadas del vicejefe de Gabinete del presidente.
Huang, representante en EE UU de Lippo, un grupo empresarial asiático con buenas relaciones con Pekín, fue nombrado por Clinton durante su primer mandato como alto funcionario del Departamento de Comercio, y luego entró en el equipo financiero del DNC para la campana presidencial de 1996. Se sospecha que pudo facilitar información confidencial a Lippo, otras empresas asiáticas e incluso a Pekín a cambio de contribuciones.El primer testigo de la investigación del Comité para Asuntos Gubernamentales, Sullivan, admitió que se había entrevistado con Huang por indicación del entonces director del DNC, Marvin Rosen, que le comunicó que había recibido a finales de 1995 dos llamadas del vicejefe del Gabinete del presidente, Harold Ickes, en este sentido. Sullivan, que prestó ayer declaración por segundo día consecutivo, siguió negando tener la. más remota idea de una posible contribución de China o cualquier empresa o Gobierno extranjeros. Sullivan dijo que hubiera "acompañado personalmente hasta el ascensor y la puerta de salida" a cualquiera que le hubiera. sugerido algo semejante.
Pocos voluntarios
Clinton confirmó haber recomendado a Huang como recaudador en la conferencia de prensa que dio en Madrid al término de la cumbre de la OTAN; añadió que conoció a Huang en Little Róck, en los tiempos en que era gobernador de Arkansas, y justificó la recomendación diciendo que "muy poca gente se presenta voluntaria para ayudarte a recaudar dinero".
Pero Clinton volvió a negar haber sido puesto al corriente de la sospecha de que China estaba inyectando dinero. en las elecciones. Y añadió que hasta que esa acusación no sea probada, "no puede y no debe influir de ninguna manera en los intereses estratégicos del pueblo norteamericano". La mejora de relaciones con Pekín es uno de los ejes de su segundo mandato.
La espectacular acusación a China con que el republicano Fred Thompson abrió las sesiones del comité del Senado que investiga la financiación de la última campaña electoral norteamericana, no había recibido ayer ningún apoyo sustancial. Ironizando sobre la ausencia de novedades, un portavoz de la Casa Blanca declaró que lo dicho hasta ahora "cuesta los 25 centavos de un periódico viejo". La investigación se desarrolla ante la indiferencia de la mayoría de los norteamericanos, que siguen concediendo una excelente nota al presidente Bill Clinton.
Thompson, de 54 años, un ex actor dé cine convertido en senador republicano por Tennessee y presidente del Comité de Asuntos Gubernamentales de la Cámara, Alta, dio un golpe de efecto el martes al asegurar que China gastó "sustanciales cantidades de dinero" en la campaña norteamericana de 1996. El senador está intentando probar que Pekín quiso comprar influencia política en Washington estimulando a empresarios asiáticos de Arkansas con viejas conexiones con Clinton a entregar sustanciosos donativos. John Glenn, el ex astronauta que lidera a los demócratas en el comité, declaró el martes que Huang desea prestar testimonio en el Capitolio a cambio de que se le garantice la inmunidad. Pero la fiscal general Janet Reno se opone a ello.
Entretanto, Clinton está viajando por Europa con la tranquilidad de saber que su popularidad no se ve afectada por este asunto. El presidente, según una encuesta del prestigioso diario The Washington Post y la cadena de televisión ABC difundida ayer, disfruta de la aprobación del 64% de sus compatriotas. Los analistas lo explican por una combinación de optimismo respecto a lo económico y escepticismo en lo político.
"Los votantes se sienten alejados de los asuntos de la capital", titulaba The Washington Post. Según la encuesta, más de la mitad de los norteamericanos no están interesados en ninguno de los escándalos que arrastra Clinton. Aunque manifiestan dudas sobre la honestidad del inquilino de la Casa Blanca, su opinión, positiva se basa en la excelente salud de la economía, el descenso de la delincuencia y la preocupación presidencial por problemas de las clases medias como la educación, los impuestos, el medio ambiente y la lucha contra el tabaquismo y la, drogadicción.
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