La Alianza estrena un esquema de seguridad europea basado en círculos concéntricos
Mediante el acuerdo firmado con Ucrania y la primera reunión del Consejo Euroatlántico -44 países, entre los aliados y sus socios-, la OTAN estrenó ayer un esquema de seguridad europea basado en círculos concéntricos y en distintas velocidades de asociación. Un diseño que tiende a "abarcar todo el hemisferio, norte" del globo, como indicó el presidente francés, Jacques Chirac. La nueva arquitectura consagrada en Madrid es un mecano en forma de cebolla, en el que cada capa mantiene una intensidad de relación distinta con el centro, pero exhibe igual aroma y similares objetivos.
El núcleo central son los Dieciséis socios, comprometidos en la defensa mutua en caso de agresión exterior (artículo 5) y en la reforma de su organización para hacer frente a nuevos retos.La primera capa se constituyó anteayer con los tres países (Polonia, República Checa y Hungría) invitados a adherirse, en un proceso que concluirá en abril de 1999, con ocasión del cincuentenario de la organización. La segunda capa la forman, también desde el lunes, los países precalificados (Eslovenia y Rumania) para formar parte de la segunda oleada de la ampliación, que se podrá iniciar en la misma fecha en que concluya la anterior.
La tercera capa es Rusia, con la que se concluyó el pasado 27 de mayo un acuerdo de cooperación de gran calado: su nivel de asociación con la Alianza Atlántica es prácticamente total, salvo el compromiso del artículo 5. Empezará a funcionar desde el próximo 18 de julio, cuando se reúna por vez primera el Consejo Conjunto Permanente, que mantendrá encuentros de periodicidad, mensual.
La cuarta capa se añadió también ayer. Es Ucrania. El pacto con ella es similar al ruso, pero de inferior nivel, puesto que no instituye un organismo permanente ni una periodicidad concreta de cooperación. La quinta capa es el Consejo de Asociación Euroatlántica. Heredero de la Asociación por la Paz (APP), se estrenó ayer reuniendo a 43 de sus 44 miembros (faltó Tayikistan), es decir, los Dieciséis más todos los países del área ex soviética (salvo Croacia, Serbia y Bosnia); los neutrales Austria, Finlandia,, Suecia y Suiza; la Unión Europea Occidental y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Este consejo añade al de la APP una mayor periodicidad, pues se reunirá cada mes en vez de semestralmente. Su reunión inaugural fue más simbólica que práctica. Lo importante es: "Hemos sido más de cuarenta países hablando el mismo lenguaje", como dijeron tanto el presidente norteamericano, Bill Clinton, como el secretario general de la Alianza Atlántica, Javier Solana. Pero el viceprimer ministro ruso Valeri Serov puso una nota discrepante, al criticar la ampliación de la Alianza, aunque sin demasiada acritud.
La capa de los bálticos no se sabe aún qué lugar ocupa. Rusia se opone encarnizadamente a su entrada en la OTAN, pero ésta los coloca cerca de los aspirantes de la segunda ola. El presidente estonio, Lennart Meri, consideró ayer "fuera de duda" su equiparación a Eslovenia y Rumania, y confió en que Moscú se ablande: "El tiempo trabaja por la democracia, dentro de dos años la situación [la actitud rusa] será mejor que ahora, como ahora lo es respecto a hace dos años".
En el círculo más periférico está el Mediterráneo. La Alianza decidió en la cumbre incrementar su diálogo con ellos, y elevar su estatuto. Así, en vez de realizarse a través del directorio internacional de la OTAN, se hará en reuniones de representates de los Dieciséis con cada uno de los afectados: Marruecos, Túnez, Mauritania, Egipto, Jordania e Israel.
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