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La presunta etarra Renate Schubbert se entrega a la justicia alemana

Renate Heike Schubbert, de 33 años, la presunta colaboradora alemana del comando Madrid de ETA, se entregó ayer a primera hora de la tarde en a Fiscalía de la ciudad germana de Wiesbaden. Schubbert fue la encargada, presuntamente, de alquilar el piso del Barrio de la Concepción del que el comando huyó el pasado 12 de abril tras estallar uno de los detonadores que almacenaban para sus atentados. Contra Schubbert existía desde el pasado 6 de mayo una orden de busca y captura por parte de la policía alemana del Estado de Hesse.

La policía alemana había ofrecido una recompensa de 10.000 arcos (unas 840.000 pesetas) por denuncias que condujesen a su captura.La noticia de la entrega de Schubbert saltó en medio de una cita de periodistas españoles en Bonn con el ministro de industrial español, José Piqué. El embajador de España, José Pedro Sebastián de Erice, interrumpió la reunión para pedir al ministro que atendiese una amada. Se trataba del ministro federal alemán del Interior, el democristiano Manfred Kanther, quien le comunicó la noticia.

El portavoz de la Fiscalía, Wolfgang Greth, anunció para hoy una nota de prensa, pero anticipó que Schubbert había establecido contacto telefónico n la mañana de ayer para expresar su intención de entregare. La prófuga se presentó en la Fiscalía en Wiesbaden acompañada de un abogado y manifestó conocer que existía contra lla una orden de captura. Schubbert se negó a declarar y ras ser conducida ante el juez e instrucción le fue leída la oren de prisión. La mujer ha quedado ingresada en una prisión de mujeres de Francfort en régimen preventivo.

La presunta etarra y su comafiero Gary Siemund, de 33 anos, aparecen implicados en el aparato del comando Madrid de ETA, para el que alquilaron varios pisos en Madrid. Los dos proceden de la subcultura izquierdista de la ciudad de Wiesbaden. Ni la policía de Hesse ni os servicios de información tenían constancia de antecedentes, y tampoco aparecían fichados como vinculados al terrorismo. En contra de afirmaciones iniciales de las autoridades del Ministerio del Interior español, no tenían nada que ver con la llamada primera generación del terrorismo alemán, el grupo Baader-Meinhoff, que hace años quedó desarticulado por completo y renunció a la lucha armada.

La prueba palpable de esta ausencia de vinculación de los presuntos etarras alemanes con una organización terrorista germana se encuentra en el hecho de que Gary Siemund figuraba con su propio nombre en la guía telefónica de Wiesbaden. Residía allí en un piso alquilado, donde estaba también empadronada Renate Heike Schubbert.

Siemund guarda silencio

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Siemund se entregó tres días después de la explosión de Madrid y desde entonces se encuentra encarcelado sin haber declarado nada. El presunto activista espera la resolución de un recurso y una decisión judicial sobre un eventual proceso en Alemania, donde la Fiscalía no considera delito la pertenencia a ETA por tratarse de una organización terrorista que no actúa en el país.La pareja pertenece a la generación de jóvenes alemanes que entraron en política a través de la solidaridad con el Tercer Mundo y los comités de apoyo a Nicaragua y la lucha de la guerrilla en El Salvador. Este pensamiento lo trasladaron a la llamada lucha de liberación del pueblo vasco.

Los dos proceden de familias de clase media alemana. El padre de Schubbert es subdirector de una de las seis centrales del banco oficial de Renania-Palatinado, un Estado federado alemán dos veces mayor que Asturias de cuatro millones de habitantes. Su compañero Siemund es huérfano de un intérprete de las fuerzas de EE UU estacionadas en Alemania y su madre trabajó durante muchos años en Wiesbaden en la recepción de averías en el taller central de una conocida marca de coches alemana. La madre de Siemund atribuye a la mala influencia de Renate Schubbert sobre su hijo el que éste emprendiera el camino que ha llevado a ambos a la cárcel.

La presencia de la pareja en el piso de Madrid en el momento de la explosión no se ha probado, y en el caso de Siemund se puede afirmar que se encontraba en Wiesbaden. Así lo atestiguan sus compañeros de trabajo en una gasolinera y los miembros de un grupo juvenil de la iglesia evangélica, a quienes daba clases de manejo de ordenadores. La policía española encontró huellas dactilares de los dos en el piso de Madrid, así como en un bidón igual a los empleados por ETA para atentados con explosivos.

Cambio de actitud

La Fiscalía alemana ha seguido un camino zigzagueante en el caso de los dos presuntos colaboradores de ETA. En un primer momento se mostró del todo desbordada e ignorante incluso de las actividades terroristas de ETA. Tras un intenso intercambio de información con la Audiencia Nacional, poco a poco los fiscales alemanes captaron la importancia del caso. No obstante, el pasado día 9 de mayo estuvo a punto de quedar en libertad Siemund, porque así lo pedían la Fiscalía y su abogado defensor. En una decisión un tanto insólita, un juez de instrucción de Wiesbaden ordenó mantener la prisión preventiva, que luego confirmó. El abogado defensor de Siemund atribuyó a presiones del Gobierno español la decisión del juez.

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