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VIOLENCIA DE FIN DE SEMANA

El juez deniega un permiso para saliar de la cárcel a uno de los asesinos de Lucrecia Pérez

El titular del Juzgado de Vigilancia número 3 de Madrid, Francisco Racionero, ha denegado el permiso que solicitó para salir de la cárcel durante cuatro días Felipe Carlos Martín Bravo, una de las cuatro personas condenadas por el asesinato de la dominicana Lucrecia Perez, ocurrido el 13 de noviembre de 1992 en las ruinas de la discoteca Four Roses, de Madrid. Martín Bravo cumple desde hace cuatro años una condena de 24 en la prisión de Alcalá-Meco., había solicitado al juez que le permitiese abandonar la cárcel sin vigilancia policial por un problema familiar.

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El magistrado Racionero, con el visto bueno del fiscal, le ha denegado la salida, a pesar de que la junta de tratamiento de la prisión había informado favorablemente el permiso por la buena conducta que ha mantenido el reo desde su ingreso. Dos miembros relevantes de esa junta, no obstante, se opusieron al permiso con sendos votos particulares. Uno de ellos expresa en su infome "sus dudas" de que hayan desaparecido las ideas racistas que llevaron al preso a intervenir en el crimen de Lucrecia Pérez. En ese informe se reconoce "el esfuerzo del interno por participar en las actividades comunes", si bien, a reglón seguido, advierte: "Hay dudas de la no asunción [por parte del preso] de valores que justifican un trato desigual a las personas en función de factores como la raza y la marginación social, que le llevan a dar susto o escarmiento a los mismos".El otro informe negativo desaconseja el permiso porque, dado el tiempo de condena que aún le queda por cumplir, cabe la posibilidad de que huya y no vuelva a la prisión. El juez Racionero, en el auto en el que deniega el permiso, fundamenta su decisión en que el recluso sólo lleva cuatro años de prisión" cuando su condena es de 24 años.

El juez asegura que la finalidad de los permisos es prepararse para la vida en sociedad, pero que en este caso aún quedan muchos años antes de que éste pueda acceder a la libertad condicional. Así lo explica el magistrado: "La libertad condicional del interno está alejada en el tiempo, para el año 2004, lo que quiebra la visión de los permisos: prepararse para la vida en libertad".

La decisión del juez cuenta con el respaldo del fiscal, quien también cree que existe un riesgo de fuga del reo dado el tiempo que aún le resta de prisión. Martín Bravo ha obtenido dos permisos desde que se halla privado de libertad. En ambas ocasiones se le concedió por un problema familiar grave, pero estuvo escoltado por miembros de la seguridad del Estado. En esta ocasión, el preso pide que el permiso sea de cuatro días y que le dejen solo, ya que un familiar se halla enfermo y no desea que éste le vea esposado y custodiado por policías.

Sentencia

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Junto a Martín Bravo, la Sección Sexta de la Audiencia de Madrid juzgó a otras tres personas por la muerte de la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez. Uno de los condenados fue el guardia civil Luis Merino, entonces de 26 años de edad. Las cuatro personas, según la sentencia, formaban parte de un grupo racista que decidió "dar un escarmiento" a los inmigrantes que vivían en las ruinas de la discoteca Four Roses.Según el tribunal, la idea de ir a la discoteca a dar un escarmiento a los inmigrantes partió de Javier Quílez Martínez, otro de los condenados. Al llegar al lugar, el guardia civil repartió las funciones de cada uno. Él utilizaría su arma reglamentaria; Martín Bravo, un punzón y una navaja, y Víctor Julián Flores Reviejo, un cuchillo. Quílez fue quien llevó al resto del grupo hasta la habitación, dentro de la discoteca, en la que se hallaban Lucrecia Pérez y otros inmigrantes. Sin mediar palabra, el guardia civil disparó mortalmente a Lucrecia e hirió de gravedad a un compatriota de la víctima.

El grupo regresó luego a la plaza de los Cubos, donde el guarcia civil se jactó ante otros jóvenes de "haber metido tres plomos y [que los inmigrantes] se los repartieran como quisieran". Martín Bravo también se vanaglorió ante sus amigos: "La hemos armado... Ha habido tiros y os enteraréis por la prensa". El guardia civil indicó en el juicio que la noche de los hechos estaba ebrio: había tomado siete litros de cerveza. La Audiencia no le creyó, y no le aplicó la atenuante de embriaguez porque entendió que, de ser cierto que había bebido tanto, ni siquiera habría podido caminar la noche del crimen. Fue condenado a 54 años.

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