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Iglesias Zamora inspecciona con el juez Liaño el 'zulo' de Mondragón en el que pudo estar cautivo

Pedro Gorospe

El magistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez de Liaño, el fiscal Ignacio Gordillo y el teniente coronel de la Guardia Civil del cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián), José Ignacio Laguna, fueron ayer la escolta especial del ingeniero Julio Iglesias Zamora durante la inspección del zulo en el que se sospecha que estuvo secuestrado por ETA durantel 117 días en 1993. El habitáculo en el que ha permanecido el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara durante 532 días fue descubierto por la Guardia Civil debajo de una máquina de varias toneladas en una nave del polígono industrial de Mondragón (Guipúzcoa). La comisión judicial, que permaneció 90 minutos en el recinto, quería determinar si ese agujero es el mismo utilizado por los terroristas en los secuestros de Iglesias Zamora y, en 1995, del empresario José María Aldaya.

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La llegada se produjo poco después de la una de la tarde. Tres coches, con los cristales tintados, aparcaron junto a la nave en medio de fuertes medidas de seguridad y después de atravesar el cordón policial que impedía aproximarse a ella. En uno de sus sótanos se encuentra el zulo en el que ha permanecido cautivo durante más de un año José Antonio Ortega Lara.Los miembros de la comisión judicial, dirigida por Javier Gómez de Liaño, magistrado de la Audiencia Nacional, y el fiscal Ignacio Gordillo, bajaron hasta el agujero del que cinco días antes había sido liberado el funcionario de prisiones. Todos ellos vestían trajes civiles, menos, dos agentes, que llevaban pasamontañas.

La inspección tenía como objetivo determinar si se trata del mismo en el que estuvieron secuestradas las dos anteriores víctimas de la extorsión de ETA, el ingeniero Julio Iglesias Zamora y el empresario José María Aldaya, una posibilidad que ha ido tomando cuerpo a medida que han avanzado las investigaciones.

Gómez de, Liaño, que instruye los sumarios de los tres secuestros, dictó una resolución esta semana para que estuvieran presentes en ella tanto Iglesias como Aldaya. Sin embargo, este último no acudió a la cita atestar de viaje vacacional según diversas fuentes.

Las medidas de seguridad impidieron confirmar ocularmente que Iglesias entró con el juez y el teniente coronel Laguna, pero algunas fuentes aseguraron que el ingeniero reconoció el zulo. Las víctimas del chantaje etarra habían discrepado, sin embargo, en cuanto a las medidas del habitáculo, si bien éste podría haber sufrido alguna reforma.

Los agentes, el juez y el fiscal que acompañaron a Iglesias colocaron en el zulo varios de los artículos que había dentro del suyo para reproducir con mayor exactitud las condiciones en las que pasó aquellos días. El ingeniero lo observó, todo "con gran frialdad", según algunas fuentes, y "sin venirse abajo ni conmoverse en ningún momento".

El zulo es tan pequeño que los cinco miembros de la comisión judicial tuvieron que turnarse para poder entrar en la inhumana cavidad, excavada en uno de los talleres subterráneos. Al parecer, apenas si entran tres personas. Ademas, hace mucho frío.

El escondite se hizo en 1992. Los etarras abrieron un hueco subterráneo que conectaron en un extremo a la red del alcantarillado y en el otro construyeron tres estancias, posiblemente dos de ellas para mantener a dos personas secuestradas y la tercera para utilizarla como dependencia anexa. En cualquier caso, ésta no fue usada, con él funcionario, que permaneció solo durante sus 532 días de cautiverio.

El recinto contaba con un sofisticado y complejo mecanismo hidráulico que abría y cerraba el único acceso. Su apertura tenía una clave que requería conectar dos enchufes distantes del punto de apertura. Pero esa conexión sólo era el primer paso para cerrar un circuito que activaba un interruptor oculto que ponía en funcionamiento el sistema y permitía levantar la máquina de 3.000 kilos colocada encima y que, al elevarse, dejaba al descubierto un pequeño agujero del tamaño de una alcantarilla por el que se accedía al habitáculo.

Según confirmó ayer la Guardia Civil, las sospechas de que Josu Uribetxeberria Bolinaga está implicado en la custodia de Ortega Lara se confirmaron después de que realizara una fuerte compra de alimentos en un supermercado de la localidad

Uribetxeberria estaba siendo sometido a seguimiento policial después de que las letras iniciales de su segundo apellido, Bol, aparecieran en la documentación encontrada en poder de un miembro de ETA detenido en Francia varios meses atrás.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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