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Los jesuitas denuncian a misteriosa desaparición de un cura en Mexico

La Compañía de Jesús denunció ayer ante las autoridades mexicanas a desaparición del padre Wifredo Guinea, director de una importante editorial católica y secretario de Liturgia de la Conferencia Episcopal Mexicana, que fue secuestrado hace dos semanas en la capital del país y cuyo rescate se pago casi inmediatamente. Si bien en algunos medios se maneja la hipótesis de una agresión política, hasta ahora la compañía cree que se trata de una acción más de la delincuencia que acude a Ciudad de México.

La inseguridad ciudadana se ha convertido, precisamente, en el caballo de batalla de la campaña para las elecciones a la alcaldía de la capital del domingo próximo.El pasado 17 de junio el padre Guinea, de 74 años, y dos colaboradoras atravesaban en vehículo una colonia residencial al sur de la ciudad. Dos automóviles les cortaron el paso. Varios individuos armados se llevaron al sacerdote.

Al día siguiente, los secuestradores llamaron a la Obra Nacional de la Buena Prensa, editorial especializada en la publicación de catecismos y literatura religiosa, y exigieron un rescate, que no ha sido dado a conocer. Tras cuatro días de negociaciones, y después de comprobar que Guinea se encontraba vivo, la empresa entregó el dinero. Era la madrugada del día 22 de junio.

Ya a mediodía, unas horas después de la entrega del dinero, los raptores hicieron una nueva y última llamada telefónica. Aseguraron que acababan de liberar a Guinea, que se encontraba bien de salud y que estaría de regreso en su trabajo en media hora. "Su paradero sigue siendo una incógnita", declaró Manuel López Barrio, compañero del secuestrado.

La frágil salud del padre Guinea, que había sufrido varías operaciones de corazón, hizo temer lo peor a sus colaboradores. El sacerdote, pensaron, murió en manos de los secuestradores. Rompiendo el silencio que había guardado para no interferir en el proceso, la Compañía de Jesús lanzó un infructuoso llamamiento público pidiendo información del paradero del desaparecido.

Ayer se interpuso una denuncia penal. "Hasta ahora no lo habíamos hecho porque teníamos... bueno, tenemos, la esperanza de que estuviera vivo en algún sitio, y queríamos que los secuestradores nos aportaran algún dato sin sentirse presionados", explica el jesuita David Fernández, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro. "Hemos recorrido todos los hospitales y los depósitos de cadáveres del país. Cientos de personas nos han ayudado. Y no hay rastro".

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Prudencia

La Compañía de Jesús, que ha sido víctima, en diversas ocasiones, de campañas de difamación procedentes de sectores anticlericales, ha mantenido mucha prudencia a la hora de evaluar este secuestro. De momento, se mueven en la hipótesis de la delincuencia común. "Sería irresponsable por nuestra parte hacer otras especulaciones", afirma Fernández. "Desde el principio pareció que el dinero fue la motivación esencial. El caso es, desde luego, muy extraño. Las cosas se irán definiendo a medida en que tengamos más información".El secuestro del sacerdote se ajusta al modus operandi de estos delincuentes en Ciudad de México. El pasado lunes, sin ir más lejos, el vehículo blindado en el que viajaba la directora de un selecto colegio privado fue interceptado por dos automóviles. Los atacantes neutralizaron a los cuatro guardaespaldas que seguían en otro coche a la mujer. Una providencial alarma se disparó en un banco cercano y eso atrajo la atención de una patrulla policial. Después de un intenso tiroteo, los delicuentes fueron detenidos. Dos de ellos son antiguos policías.

Según expertos estadounidenses, México es ya, después de Colombia, el segundo líder mundial en secuestros. En 1995, se registraron 1.450 casos. Prominentes banqueros y empresarios han pasado por las manos de bandas muy bien organizadas, en las que no suelen faltar elementos, en activo o no, de los cuerpos de seguridad.

Criminalidad galopante

El secuestro del padre Guinea salpica la campaña para las elecciones a la alcaldía de Ciudad de México, que se celebrarán el próximo domingo. Y viene a reforzar la principal preocupación expresada en los programas de los candidatos: la galopante criminalidad en la capital del país.A pesar de la tutela del Ejército, que el año pasado asumió el control de las fuerzas de seguridad en el Distrito Federal, la corrupción reinante en los mandos intermedios no ha podido controlarse. Tanto Cuauhtémoc Cárdenas, del centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), como Carlos Castillo, del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), han abogado por apartar a las Fuerzas Armadas de este cometido y por realizar una limpieza a fondo de los cuerpos policiales.

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